Colecci髇 de jose
Cada uno es como Dios le hizo, y a煤n peor muchas veces.
Miguel de CervantesLa aut茅ntica intuici贸n art铆stica va m谩s all谩 de lo que perciben los sentidos y, penetrando la realidad, intenta interpretar su misterio escondido.
Juan Pablo IINo olvidemos nunca que el terrorismo es, en el fondo, en su naturaleza maligna, una guerra psicol贸gica.
Norm ColemanHay que darle la palabra al fil贸sofo especializado en 茅tica, capaz de dotar de contenido humano a la ciencia.
Juana Manuela GorritiSi pudi茅ramos aprender, por la ma帽ana, lo que es justo, deber铆amos darnos por satisfechos con morir por la tarde.
ConfucioEl odio al pr贸jimo es la jaula que nos priva de la libertad social.
Jaime Tenorio ValenzuelaAnda recto y no acabar谩s torcido.
Francisco Rubio BermejoEl diplom谩tico es una persona que primero piensa dos veces y finalmente no dice nada.
Winston ChurchillEl acto de desobediencia, como acto de libertad, es el comienzo de la raz贸n.
Erich FrommNo es que tu ordenador sea m谩s lento, sino que t煤 cada vez te haces mas r谩pido.
Agustin Lara de la RosaEl escritor, muchas veces, es como un caballo de carreras que ha perdido su jinete y ya no sabe porque est谩 corriendo ni d贸nde est谩 la meta y, sin embargo, se le exige seguir corriendo aunque no sepa ni hacia d贸nde ni por qu茅 raz贸n.
Antonio GalaLa verdadera amistad es aquella que a煤n siendo diferentes, amamos las diferencias. A煤n siendo defectivos, nos aceptamos perfectibles.
Jos茅 Luis CunhaPoderoso caballero es Don Dinero.
Francisco De QuevedoEsfu茅rzate por mantener las apariencias que el mundo te abrir谩 cr茅dito para todo lo dem谩s.
Winston ChurchillCuando vienes al mundo, lloras. Cuando mueres, el mundo calla.
CeciliaSi el cerebro humano fuese tan simple que pudi茅semos enterderlo, entonces ser铆amos tan simples que no podriamos entenderlo.
Un hombre feliz es un bien com煤n.
George ChapmanCleopatra
La vi tendida de espaldas
entre p煤rpura revuelta.
Estaba toda desnuda,
aspirando humo de esencias
en largo tubo, escarchado
de diamantes y de perlas.
Sobre la siniestra mano
apoyada la cabeza;
y como un ojo de tigre,
un 贸palo daba en ella
vislumbres de fuego y sangre
el oro de su ancha trenza.
Ten铆a un pie sobre el otro
y los dos como azucenas;
y cerca de los tobillos
argollas de finas piedras,
y en el vientre un denso tri谩ngulo
de rizada y rubia seda.
En un brazo se torc铆a
como cinta de centellas,
un 谩spid de filigrana
salpicado de turquesas,
con dos carbunclos por ojos
y un dardo de oro en la lengua.
A menudo suspiraba;
y sus altos pechos eran
cual blanca leche, cuajada
dentro de dos copas griegas,
y en alabastro vertida,
s贸lida ya, pero a煤n tr茅mula.
隆Oh! Yo hubiera dado entonces
todos mis lauros de Atenas,
por entrar en esa alcoba
coronado de violetas,
dejando ante los eunucos
mis coturnos a la puerta.
Acab贸 la era de los caballeros andantes y comenz贸 la era de la humanidad.
Charles SummerPara progresar no basta actuar, hay que saber en que sentido actuar.
Gustave Le Bon