Victor pauchet ( 2 )
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Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga.
Mi deseo es morir cerca de tu palabra.
La popularidad es la gloria en calderilla.
Los animales son de Dios. La bestialidad es humana.
Ciertos pensamientos son plegarias. Hay momentos en que, sea cual fuere la actividad del cuerpo, el alma está de rodillas.
Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, sino las ideas.
El ojo ve bien a dios solamente a través de las lágrimas.
El infierno está todo en esta palabra: soledad.
El hombre tiene el amor por ala, y el deseo por yugo.
No hay malas hierbas ni hombres malos; solo hay malos cultivadores.
Es una cosa bastante repugnante el éxito. Su falsa semejanza con el mérito engaña a los incautos.
El hombre es un aprendiz y el dolor es su amo.
Una casa sin hijos es una colmena sin abejas.
El deber tiene una gran similitud con la felicidad de los demás.
Nada tan estúpido como vencer; la verdadera gloria está en convencer.
Quien me insulta siempre, no me ofende jamás.
No existen paises pequeños. La grandeza de un pueblo no se mide por el número de sus habitantes, como no se mide por la estatura la grandeza de un hombre.
Los ojos no pueden ver bien a dios, sino a través de lágrimas.
El amor casto engrandece a las almas.
Lo que bien se piensa, bien se expresa.
¿Qué es un envidioso?. Un ingrato que detesta la luz que le alumbra y le calienta.
La tristeza es un cuarto oscuro, pequeño como una caja de cartón cuadrada.
La pena de muerte es signo peculiar de la barbarie.
El agua que no corre hace un pantano; la mente que no trabaja hace un tonto.
Juzgaríamos con mucha más certeza a un hombre por lo que sueña que por lo que piensa.
¡cosa curiosa! el primer síntoma del amor en un joven, es la timidez; en una joven, es la audacia.
La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano.
La confianza no es otra cosa que confianza.
El melancólico tiene la cara de dios cuando nos mira.
Cuando el amor es feliz lleva al alma a la dulzura y a la bondad.
Dios es la evidencia insivible.
No son las locomotoras, sino las ideas, las que llevan y arrastran al mundo.
La belleza es tan útil como lo útil. Tal vez más.
El matrimonio, como los injertos, prende bien o prende mal.
El cuerpo humano no es más que apariencia, y esconde nuestra realidad.
Si tenéis la fuerza, nos queda el derecho.
La esperanza es el hoy amargo.
El único momento de una obra es aquel en que la escribimos.
Imputar la revolución a los hombres es imputar la marea a las olas.
A nadie le faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad.
