El más elevado tipo de hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que profesa.
Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes.
Solo el virtuoso es competente para amar u odiar a los hombres.
Lo que quiere el sabio, lo busca en sí mismo; el vulgo, lo busca en los demás.
Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro.
Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a un hombre malo, examínate a ti mismo.
Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil.
Sabemos tan poco acerca de la vida. ¿Cómo podremos saber algo acerca de la muerte?
El hombre superior es persistente en el camino cierto y no solo persistente.
El mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas.
El tipo más noble de hombre tiene una mente amplia y sin prejuicios. El hombre inferior es prejuiciado y carece de una mente amplia.
Los defectos de un hombre se adecuan siempre a su tipo de mente. Observa sus defectos y conocerás sus virtudes.
Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.
La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas.
Yo no procuro conocer las preguntas; procuro conocer las respuestas.
No debes quejarte de la nieve en el tejado de tu vecino cuando también cubre el umbral de tu casa.
No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación.
Cuando sepas una cosa sostén que la sabes; cuando no la sepas, confiesa que no la sabes. En eso está la característica del conocimiento.
Si pudiéramos aprender, por la mañana, lo que es justo, deberíamos darnos por satisfechos con morir por la tarde.
Un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus actos.