La melancolía es una tristeza, un deseo sin nada de dolor, parecido a la tristeza en la misma medida en que la neblina se parece a la lluvia.
Si pudiéramos profundizar en la vida intima de nuestros enemigos, encontrariamos tanta tristeza y sufrimientu que desarmarían cualquier hostilidad nuestra.
Todo llega para quien sabe esperar.
Lo que podemos hacer cuando cae la lluvia, es dejarla caer.
Se tarda menos en hacer una cosa bien que en explicar por qué se hizo mal.
Después del amor, lo más dulce es el odio.
La mayoría de la gente tendría éxito en las pequeñas cosas si no estuviera tan preocupada por grandes ambiciones.
Es dífícil saber en qué momento exacto comienza el amor; menos díficil es saber que ha comenzado.
Una conversación con un hombre sabio vale más que diez años de estudio en libros.
Grande es el arte de comenzar, pero mayor es el arte de concluir.
Un crítico novato es coma un niño con escopeta: a menudo dispara sobre todo ser viviente que ve, pensando en su puntería y no en el dolor que causa.
Decídete y serás libre.
La música es la lengua universal de la humanidad.
Seamos misericordiosos y a la vez justos.
Cuanto más cerca está la aurora, más negra es la noche.
Una vez comprendas el temperamento de un autor, la comprensión de sus escritos te será fácil.
Los libros son sepulcros del pensamiento.
No confíes en el futuro por más placentero que sea. Deja que el tiempo pasado entierre a sus muertos. Actúa en el presente. Recuerda que si tú te ayudas, dios te ayudará.
En el clamor de la multitud, en los aplausos y en las burlas, o en el cariño de los demás, no encontramos el triunfo o la derrota; solo se encuentra dentro de nosotros mismos.
A veces podemos aprender más de los errores de un hombre que de sus virtudes.