Dar con los ojos cerrados. Recibir con los ojos abiertos.
Quién se emociona por lo simple suele no ser simple.
En mi dolor envidio al mendigo. En mi felicidad no envidio al rey.
La verdadera hermandad no requiere lazos de sangre.
Cuando el amor es rey, no necesita palacio.
Todas las madres dan el ser. Pero algunas mucho más.
Vivir es un oficio para especialistas.
Todos podrían herir a la verdad. Pero nadie podría matarla.
Toda mujer es madre aunque no tenga hijos.
Los dueños de la verdad la siguen buscando.
Si siento que te quiero, no necesito saber porqué te quiero.
No podría quererte más. Pero podría quererte mejor.
Los que luchan buscando el bien ya lo han encontrado.
La vida es un laberinto. Pero los iluminados conocen la salida.
Todo soñador tiene asegurada una porción de felicidad.
Triunfar es también llegar al fin de la ilusión.
En nuestra felicidad vivimos. En nuestro dolor observamos la vida.
La vida es solo una pequeña luz entre dos grandes oscuridades.
Las grandes verdades nacieron brisas. Y fueron ciclones.
Compañerismo no siempre es amistad. Pero amistad siempre es compañerismo.