De una amistad con envidia, solo permanecerá la envidia.
Estoy contento de sentir, aunque suelo estar triste por sentir.
No es amigo quien ríe mi risa, sino quien llora mis lágrimas.
Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones.
Prefiero el brillo de tus ojos al de los diamantes. Porque solo brillan para mí.
Quién da conocerá la ingratitud, pero también la emoción de dar.
El digno sufre. Pero su dignidad lo consuela.
Solo los cuerdos aman con locura.
Tengo pocos amigos, ¡pero cuánta amistad tengo!.
La vida enseña. Pero pocos aprenden.
La dignidad es tan noble que compensa las pérdidas que causa.
Se puede ser feliz sin talento, pero no sin pasión.
Cuando entendemos la vida, ya la hemos vivido.
La incomprensión, más que la imposibilidad de comprender, es la imposibilidad de sentir.
La felicidad también deja marcas. Pero pocas veces son indelebles.
El médico que no entiende de almas no entenderá cuerpos.
Todos caminaron. Pero pocos dejaron huellas. . .
Un gran error puede mostrarnos la verdad.
El dolor físico lastima. El espiritual, desgarra.
Algunas palabras abren heridas. Otras abren caminos.