Frases de Plutarco ( 2 )

El hombre es la medida de todas las cosas.

A veces una broma, una anécdota, un momento insignificante, nos pintan mejor a un hombre ilustre, que las mayores proezas o las batallas más sangrientas.

Muchas cosas son las que el tiempo cura, no las que la razón concierta.

Las arañas atrapan a las moscas y dejan huir a las avispas.

La moral se ha convertido en un insulto a fuerza de confundir moral y represión.

El privilegio, por definición, defiende y protege al privilegio.

Un día del hombre erudito es más largo que un siglo del ignorante.

El trabajo moderado fortifica el espíritu; y lo debilita cuando es excesivo: así como el agua moderada nutre las plantas y demasiada las ahoga.

Los proverbios son los gérmenes de la moral.

Nadie dice que en envidioso.

El que abusa, para engañar, del juramento, reconoce que teme a su enemigo y que insulta a Dios.

Nadie puede ser justamente envidiado.

Esclavos de los más ruines, a trueque de mandar a los mejores.

¡Cuán cierto es que la fortuna está muy fuera del alcance del juicio humano, y que respecto a ella nada sirven nuestros raciocinios!

Una buena educación es el manantial y la raiz de una vida virtuosa.

La mente no es un vaso a ser llenado, sino un fuego a ser encendido.

Así hasta esto tuvo en su favor Argesilao: entrar a mandar sabiendo obedecer.

Una autoridad que se funda en el terror, en la violencia, en la opresión, es al mismo tiempo una vergüenza y una injusticia

A la cogujada no puede faltarle moño, ni tampoco al gobierno popular calumniador.

Muchos hombres cazan a los ignorantes con la adulación.