La suerte nunca da, solo presta.
Dios le da una lombriz a cada pájaro, pero no se la lleva hasta el nido.
La sabiduría inútil solo se diferencia de la tontería en que da mucho más trabajo.
Cuando las mujeres hablan, el mundo calla.
Cuanto más grande la cabeza, más fuerte la jaqueca.
Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida, en media pena.
El amor es como el rocío que cae sobre las ortigas y lirios.