El orgullo de los mediocres consiste en hablar siempre de sí mismos; el orgullo de los grandes hombres es de no hablar nunca de ellos.
No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo.
Quienes creen que el dinero lo hace todo terminan haciendo todo por dinero.
Los amigos nos abandonan con demasiada facilidad, pero nuestros enemigos son implacables.
Solo es posible afirmar en geometría.
Decimos una tontería y a fuerza de repetirla acabamos creyéndola.
Si no existiera dios habría que inventarlo.
Nunca ha habido gobierno perfecto porque los hombres tienen pasiones; si no tuviesen pasiones, no necesitarían gobierno.
Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás.
El secreto de aburrir a la gente consiste en decirlo todo.
Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido.
No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.
Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento.
Todos los hombres tienen iguales derechos a la libertad, a su prosperidad y a la protección de las leyes.
En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra.
La tristeza es una enfermedad en la que cada paciente debe tratarse a sí mismo.
Todo les sale bien a las personas de cáracter dulce y alegre.
Quien no es más que justo, es duro.
La gente busca la felicidad como un borracho busca su casa, sabe que existe pero no la encuentra.
Las discusiones metafísicas se parecen a los globos llenos de aire; cuando revientan las vejigas, se observa cómo sale el aire y no queda nada.