Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.
El que sospecha invita a traicionarlo.
El divorcio probablemente se remonta a la misma época que el matrimonio. Yo creo, sin embargo, que el matrimonio es algunas semanas más antiguo.
La naturaleza vuelve a los hombres elocuentes en las grandes pasiones y en los grandes intereses.
Si alguna vez, ve saltar por la ventana a un banquero suizo, salte detrás. Seguro que hay algo que ganar.
¡Cuán querida es de todos los corazones buenos su tierra natal!
Yo conozco al pueblo: cambia en un día. Derrocha pródigamente lo mismo su odio que su amor.
El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar.
Conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el sopor.
Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo.
Ser bueno solamente consigo mismo es ser bueno para nada.
La escritura es la pintura de la voz.
El deseo de agradar es al espíritu lo que el adorno a la belleza.
Las falsedades no solo se oponen a la verdad, sino que a menudo se contradicen entre sí.
Azar es una palabra vacía de sentido, nada puede existir sin causa.
Una colección de pensamientos debe ser una farmacia donde se encuentra remedio a todos los males.
Cuando el espíritu está abatido, es menester sacudirlo.
La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás.
Calumniad, calumniad que algo quedará.
Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan.