Colección de paco
La ociosidad, como el moho, desgasta mucho más rápidamente que el trabajo.
Benjamin FranklinDibujo Corporal
Cuando me llegas con tu luz y ordeno la gran copa caliente,
tus cabellos, tu novia mano de lebrel.
Y acuesto la carne junto a ti,
dejado el ventanal con sol, todo el silencio en sombra.
Y se deslumbra el aposento de un túnel sin color.
O bien tus dedos, arando mis mejillas con su lento
peregrinar -mirándome por dentro como al olor-
van a pastar sus ciervos en el pómulo,
alertan nómadas del corazón.
SÃ, oculto, llega el sueño a sazonarse con el lugar y,
hondero, hace oficio del párpado con gesto de tórtola.
Y te duermes, y un almendro florece en ti.
Si luego, ya
despiertos,
te miro y nace el aire, abre un espejo de mocedad,
se sana el rostro enfermo de la sábana.
Y, dócil, quema el trébol del labio su poder,
se entrega al fuego la juventud.
Y si, después, volvemos, tal un jardÃn,
a contemplar el cielo con pájaros. Y cantas.
Y en el cuello sopla el alisio su esplendor, el cierzo
mueve la alcoba, anida asà un jilguero, otra vez en tu mano.
Y ve el estruendo devastarse ciudades de piel, pueblos del tacto, sitios nobles y, a lo lejos, arde un pinar,
entonces se que cuerpo aventajado es mi vivienda,
el centro del amor. Y te amo.
Y sé del reino donde tengo mi exilio. Y mi alimento.
El hombre sabio no lo es en todas las cosas.
Michel De MontaigneLas cosas no valen sino lo que se las hace valer.
MolièreEl dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia.
Woody AllenLa felicidad está en la ignorancia de la verdad.
Giacomo LeopardiEl mundo es un rompecabezas cuyas piezas cada uno de nosotros arma de diferente manera.
David ViscottEl dinero siempre está ahÃ; solo cambian los bolsillos.
Gertrude SteinNo se nace joven, hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal, no se adquiere.
José IngenierosCada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mÃnimo para lo que no le interesa.
Arthur SchopenhauerPresencia En El Olvido
Tú ya no tienes rostro en mi recuerdo. Eres,
nada más, la dorada tarde aquella
en que la primavera se detuvo
a leer con nosotros unos versos.
Y eres también esta tenaz y leve
melancolÃa que sus pasos mueve
sobre mi corazón,
y casi no es
melancolÃa...
Alguna vez yo tuve
tu rostro y tus palabras...
¡Hoy no sé qué se hicieron!
Hoy eres solamente
esas pequeñas cosas que se llaman
un dÃa, un libro, el lento
caminar de la mano de la estrella,
y a veces, -pocas veces-, el silencio
fijándome los ojos desolados
en un sitio del aire, como ciegos...
Yo se que estás lejano de mi lÃmite.
Que ya no eres ni la voz ni el eco...
si por el cauce de mi sangre subes,
llegas, vano fantasma, hasta mi sueño.
Y te quiero mirar, y es esta tarde
dorada, que ya dije,
lo que encuentro...
La tarde que tenÃa un campanario
entre los dedos
y una humana dulzura en la manera
de entendernos...
Tú ya no tienes rostro.
Ya no eres.
¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!
Miguel de CervantesSi uno no puede explicar lo que ha estado haciendo, su trabajo carecerá de valor.
Erwin SchrödingerEl fanatismo es una sobrecompensación de la duda.
Carl Gustav JungCampo-estelas
Almendros en flor.
La primavera
se acerca.
Cerezos en flor.
La primavera
está plena.
Granados en flor.
Ya se aleja
la primavera.
Hay personas que no saben perder su tiempo completamente solas. Son el azote de las personas ocupadas.
Louis de BonaldHay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia.
Marquesa de SévignéCada vez que hago un papel, éste debe tener muchas cosas de mà misma, porque si no fuera asà el personaje no serÃa creÃble.
Margaret Thatcher