La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión.
Puesto que lo porvenir no está oculto, concluimos que la felicidad es fin y completamente perfecta en todos sentidos.
Enseñar no es una función vital, porque no tienen el fin en sí misma; la función vital es aprender.
El único estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
En realidad vivir como hombre significa elegir un blanco -honor, gloria, riqueza, cultura- y apuntar hacia él con toda la conducta, pues no ordenar la vida a un fin es señal de gran necedad.
El hombre que se mantiene en el justo medio lleva el nombre de sobrio y moderado.
La naturaleza no hace nada en vano.
Saber es acordarse.
La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía.
A fuerza de construir bien, se llega a buen arquitecto.
Los discursos inspiran menos confianza que las acciones.
Es propio del filósofo poder especular sobre todas las cosas.
Los que obran bien son los únicos que pueden aspirar en la vida a la felicidad.
Como la vista es al cuerpo, la razón es al espíritu.
Pues el defecto no está en el tiempo, sino en vivir y procurar todas las cosas de acuerdo con la pasión.
Un amigo fiel es un alma en dos cuerpos.
Por esto se discute también si la felicidad es algo que puede aprenderse o adquirirse por costumbre o si sobreviene por algún destino.
Se ha dicho con razón que el bien es aquello a que todas las cosas, tienden.
Adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia: tiene una importancia absoluta.
El amigo es otro yo. Sin amistad el hombre no puede ser feliz.