Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio.
Si sobrevienen males, oprimen y corrompen la felicidad, porque traen aflicciones; Sin embargo, también en estos resplandece la nobleza.
No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho.
Todo hombre, por naturaleza, desea saber.
Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos.
El imitar es connatural al hombre.
La esperanza es el sueño del hombre despierto.
Las revoluciones no se hacen por menudencias, pero nacen por menudencias.
El hombre es un animal político.
La virtud está en el término medio.
Si tanto me alaban, será por alabarse a sí mismos, pues al alabarme dan a entender que me comprenden.
Cada uno juzga bien aquello que conoce, y de eso es buen juez.
Por aquello que llamamos justo queremos decir lo que es legal, lo que es limpio y equitativo.
El comienzo de todos los saberes es la admiración ante el hecho de que las cosas sean como son.
No admitir como verdad nada que no fuera evidente.
No todo término merece el nombre de fin, sino tan solo el que es óptimo.
Más se estima lo que con más trabajo se gana.
Parece, en efecto, que el principio es más de la mitad del todo, y que por él se aclaran muchas de las cosas que se buscan.
Pues la felicidad requiere, una virtud perfecta y una vida entera.
Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará.