Frases de José Martà ( 3 )
Si se es honrado y se nace pobre, no hay tiempo para ser sabio y ser rico.
La polÃtica es bella, aunque parezca fea por lo que se le entra del interés inevitable; y su beldad está en la fatiga difÃcil y dolorosa de los hombres en virtud por tener la república a salvo de los ...
No hay más que una gloria cierta: y es la del alma que está contenta de sÃ.
De una patria, como de una madre, nacen hombres.
En los pueblos libres el derecho ha de ser claro. En los pueblos dueños de sà mismos, el derecho ha de ser popular.
La ciencia y las letras doman las pasiones que engendra la polÃtica. Tiempo es ya de que el afecto reemplace en la ley del mundo al odio.
Ni pueblos ni hombres han de ser medrosos que lleguen a tener miedo de sà mismos. En buena hora que la polÃtica sea artÃstica, y pocas ciencias requieren tanto arte y mesura y estudio y buen gusto com...
El mundo es fuerte y bello por los amigos.
Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos.
La polÃtica no es la ciencia de las formas, aunque sea esto en mucho; sino el arte de fundir en actividad pacÃfica los elementos, heterogéneos u hostiles, de la nación; y lo primero es conocer al dedi...
Las ideas justas, por sobre todo obstáculo y valla, llegan a logro.
Para todas las penas, la amistad es remedio seguro.
Quien se alimenta de ideas jóvenes, vive siempre joven.
Los estudiantes que son el baluarte de la libertad.
En plegar y moldear está el arte polÃtico. Solo en las ideas esenciales de dignidad y libertad se debe ser espinudo, como un erizo, y recto, como un pino.
. . . Todo hombre está obligado a honrar con su conducta privada, tanto como con la pública, a su patria.
Se aborrece a los viles, y se ama, con las entrañas toda, a los hombres pudorosos y bravos.
. . . Hacer de la polÃtica, no el arte de retener el gobierno, ni de dar a las naciones brillo pasajero, sino de estudiar sus necesidades reales, favorecer sus instintos, y tratar del aumento y amparo...
La libertad polÃtica no estará asegurada, mientras no se asegure la libertad espiritual.
De amar las glorias pasadas, se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas.
