Debemos considerar quiénes somos, y no la reputación en que estamos.
Lo más perfecto que hay en el hombre está libre del poder de los hombres.
La llaga de amor, quien la sana, la hace.
Nadie aceptaría la vida si al tiempo de recibirla tuviese entendimiento.
El mayor mal que en los vicios puede haber, es convertirse los unos en los otros.
Si deseas ser amado, ama.
Trabajos nos dan quien grandezas nos promete.
Feas palabras, aun livianamente dichas ofenden.
La buena memoria es principio de la sabiduría.
Despreciable honra es la que en la ociosidad se granjea.
Débese guardar con más cuidado lo que no se sabe cuándo ha de faltar.
Más dura la memoria de las injurias recibidas que de los beneficios.
No hay cosa que mucho tiempo agrade al que en ninguna tiene asiento.
Ofensa hace a los buenos el que a los malos perdona.
Llevadero sería todo trabajo, si no lo acrecentase la opinión de las gentes.
La enfermedad que sobreviene al convaleciente es más peligrosa.
Alguna cosa sucede bien al que muchas prueba.
El liberal, aún para dar busca ocasión.
Desde la infancia da señales el ingenio.
El afligido cree con más facilidad lo que desea.