Frases miguel angel cornejo ( 7 )
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Pero no olvido aquel deslumbramiento, aquella gloria del primer momento, al ver tus ojos por primera vez

Y que un beso... uno solo puede más que el olvido si se juntan dos bocas en un beso prohibido

¡Belleza, sí belleza! Pero la belleza no es eso, no es la del arte por el arte, no es la de los esteticistas. Belleza cuya contemplación no nos hace mejores no es tal belleza.

O acaso cierta noche de amor y de locura yo vivía un ensueño y... y usted una aventura

Las armas tienen por objeto y fin la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida.

¿qué locura o que desatino me lleva a contar las ajenas faltas, teniendo tanto que decir de las mías?.

La sinceridad no obliga a decirlo todo, sino a lo que se diga sea lo que se piense.

Lástima que la prisa nunca sea elegante

Ama tu verso, y ama sabiamente tu vida, la estrofa que más vive, siempre es la mas vivida

Siendo contra los clamores de la naturaleza vender a los hombres, quedan abolidas las leyes de la esclavitud.

Espero tu sonrisa y espero tu fragancia por encima de todo, del tiempo y la distancia

La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer.

Las armas requieren espíritu como las letras.

Y si por algo es triste la lluvia que no llueve será porque es la lluvia condenada a ser nieve

Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.

El mar sigue cantando cuando pierde una ola.

Refinada soberbia es abtenerse de obrar por no exponernos a la crítica.

Mi corazón es una playa triste, y tú eres una ola que viene y que se va.

Y si en la noche hay algo queriendo amanecer es simplemente un hombre que besa a una mujer

Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos.

Como las olas, tu recuerdo viene y se va.

Sea moderado tu sueño; que el que no madruga con el sol, no goza del día.

Llenáronse de regocijo los pechos porque se llenaron las tazas de generosos vinos que, cuando se trasiegan por la mar, de un cabo a otro, no hay néctar que se les iguale.
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por l...

El carácter humano es como una balanza: en un platillo está la mesura, y en el otro la audacia. El mesurado tímido y el audaz indiscreto son balanzas con un brazo, trastos inútiles.

Te digo adiós si acaso te quiero todavía quizás no he de olvidarte... Pero te digo adiós No sé si me quisiste... No sé si te quería o tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.

El que tiene fe en sí mismo no necesita que los demás crean en él.

No puede ser bueno aquél que nunca ha amado.

te digo adiós para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.

Tanto más fatiga el bien deseado cuanto más cerca está la esperanza de poseerlo.

Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante.

No hay camino que no se acabe si no se le opone la pereza.

El hombre no debe seguir ciegamente un derrotero fijo.

Tu desconfianza me inquieta y tu silencio me ofende.

En los principios amorosos los desengaños prestos suelen ser remedios calificados.

Las verdades de los hombres tienen que ser como piedras y los cargos que ejercen, como cántaros: pase lo que pase debe romperse el cántaro.

La felicidad no es cosa fácilmente digerible; es, más bien, muy indigesta.

Un padre para cien hijos, antes que cien hijos para un padre.

Tu corazón es igual que una playa, que, pudiendo ser tierra, nunca llega a ser mar.