La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.
El hambre espía en la casa de los pobres, pero si la habitan personas trabajadoras, no se atreve a entrar.
Amad a vuestros enemigos, porque os dirán vuestros errores.
De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero.
Si la pasión te conduce, que la razón tenga las riendas.
Presta dinero a tu enemigo y lo ganarás a él; préstalo a tu amigo y lo perderás.
Las tres cosas más difíciles de esta vida son: guardar un secreto, perdonar un agravio y aprovechar el tiempo.
Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad para ganar un poco de seguridad, no merecen ninguna de las dos cosas.
El orgullo que se alimenta con la vanidad acaba en el desprecio.
Es contrario a las buenas costumbres hacer callar a un necio, pero es una crueldad dejarle seguir hablando.
Nada existe más dulce que la miel. Excepto el dinero.
El mejor médico es el que conoce la inutilidad de la mayor parte de las medicinas.
No perdáis una hora, porque no estáis seguros de un minuto.
No malgastes tu tiempo, pues de esa materia está formada la vida.
Si el tiempo es lo más caro, la pérdida de tiempo es el mayor de los derroches.
Las puertas de la sabiduría nunca están cerradas.
Si los hombres son tan perversos teniendo religión, ¿cómo serían sin ella?.
Si haces lo que no debes, deberás sufrir lo que no mereces.
Un camino de mil millas comienza con un paso.
Él no es poseido por la riqueza, el la posee.