Colección de jose
El ser de las cosas, no su verdad, es la causa de la verdad en el entendimiento.
Tomás de AquinoEl hombre se mueve. Dios le guÃa.
François FénelonEs tan difÃcil verse a uno mismo como mirar para atrás sin volverse.
Henry David ThoreauUno es para siempre responsable de lo que domestica.
Antoine de Saint-ExupéryLa burocracia en los paÃses latinos parece que se ha establecido para vejar al público
PÃo BarojaLa libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres.
Manuel AzañaEl ejemplo es una lección que todos los hombres pueden leer.
Morris WestHay dos maneras de conseguir la felicidad, una hacerse el idiota; otra serlo.
Enrique Jardiel PoncelaCuando las cosas no quieren conformarse con nosotros, nosotros debemos conformarnos con ellas.
Bernard Le Bouvier de FontenelleUna pintura es un poema sin palabras.
HoracioPara tener éxito debemos hacer todo lo posible por parecer exitosos.
Francisco de La RochefoucauldLos niños adivinan qué personas los aman. Es un don natural que con el tiempo se pierde.
Charles Paul de KockEn la prosperidad es muy fácil encontrar amigos, en la adversidad no hay nada más difÃcil.
EpictetoNo se puede progresar hacia la felicidad por medio de la acción polÃtica.
Frederic Burrhus SkinnerAl deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación.
Thomas HobbesAprender es como remar contra corriente: en cuanto se deja, se retrocede.
Edward Benjamin BrittenUna Oscura Pradera Me Convida
Una oscura pradera me convida,
sus manteles estables y ceñidos,
giran en mÃ, en mi balcón se aduermen.
Dominan su extensión, su indefinida
cúpula de alabastro se recrea.
Sobre las aguas del espejo,
breve la voz en mitad de cien caminos,
mi memoria prepara su sorpresa:
gamo en el cielo, rocÃo, llamarada.
Sin sentir que me llaman
penetro en la pradera despacioso,
ufano en nuevo laberinto derretido.
Allà se ven, ilustres restos,
cien cabezas, cornetas, mil funciones
abren su cielo, su girasol callando.
Extraña la sorpresa en este cielo,
donde sin querer vuelven pisadas
y suenan las voces en su centro henchido.
Una oscura pradera va pasando.
Entre los dos, viento o fino papel,
el viento, herido viento de esta muerte
mágica, una y despedida.
Un pájaro y otro ya no tiemblan.
Vosotros, los europeos, tenéis los relojes, pero nosotros tenemos el tiempo.
Proverbio africanoEl mejor medio de conservar los amigos es no pedirles ni deberles nada.
Francisco de La Rochefoucauld