Colección de paco
El amor es lo más parecido a una guerra, y es la única guerra en que es indiferente vencer o ser vencido, porque siempre se gana.
Jacinto BenaventeLas desgracias más temidas son, de ordinario, las que no llegan jamás.
James Russell LowellPodemos ser felices en la medida en que sabemos olvidar.
Friedrich SchillerEl hombre se cree siempre ser más de lo que es, y se estima menos de lo que vale.
Johann Wolfgang Von GoetheDanza
Qué voz hace crujir el vestido de seda
de esta noche y entreabrir los muslos tiernamente
y desnudar su espalda de mujer?
Parece ser el canto ebrio de bacantes
o el susurro lejano de una viuda
o la lluvia entrecortada de una novia.
¿Qué voz extraña hace que el perro se levante y dance,
y la luna galope en el lomo de un caballo,
y el lago abra su ojo cristalino más que nunca?
¡Levántate, amor! La noche espera ser ungida
de vinos y perfumes,
sacrificada como una diosa frágil
entre los brazos de la tierra.
Gobernar es rectificar.
ConfucioHay gente dispuesta a defender la libertad hasta que no quede de ella el menor vestigio.
Heinar KipphardtLa experiencia nos ha demostrado que a la persona no le resulta nada más difÃcil de dominar que su lengua.
Baruch SpinozaUno se es fiel a sà mismo y se basta.
Jean AnouilhAprueba a los buenos, tolera a los malos y ámalos a todos.
San AgustÃnPuedes hablar de la tiranÃa de Nerón y Tiberio, pero la tiranÃa real es la del vecino de al lado.
Walter BagehotLo único peor que estar enamorado es no estar enamorado.
Paul ErnstEl secreto de poner en ridÃculo a las personas reside en conceder talento a aquellos que no lo tienen.
Cristina IIDurante la juventud creemos amar; pero solo cuando hemos envejecido en compañÃa de otro, conocemos la fuerza del amor.
Henry BordeauxEn la adversidad una persona es salvada por la esperanza.
Menandro de AtenasSolo es digno de libertad quien sabe conquistarla cada dÃa.
Johann Wolfgang Von GoetheLa manera en que una persona toma las riendas de su destino es más determinante que el mismo destino.
Wilhelm von HumboldtUsted Se Inmiscuye En Mi Bufanda...
Usted se inmiscuye en mi bufanda
desde una aurea blanquÃsima que me reverbera los labios.
No me muevo,
no fumo -quizá a su silencio le moleste esa arruga en la nieve-;
y solo cuando marcha me doy cuenta
de que he estado aguantándome el pis todo el rato.
No tenemos otro mundo al que podernos mudar.
Gabriel GarcÃa Márquez