Colección de pepe
Nunca sueño cuando duermo, sino cuando estoy despierto.
Milan KunderaSolo hay un rincón en el universo que a buen seguro puedes mejorar y ese rincón eres tú.
Aldous HuxleyLos libros constituyen un mundo mejor dentro del mundo.
Alexander SmithEl que sabe no habla, el que habla no sabe.
Lao TseEl hombre que escucha la razón está perdido. La razón esclaviza a todos los que no son bastante fuertes para dominarla.
George Bernard ShawEl arte es seducción, no rapto.
Susan SontagNo voy a dejar de hablarle solo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mà mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.
Oscar WildeLa paz es más difÃcil que la guerra. Se necesitan dos para hacer una paz, y solamente uno para hacer una guerra.
Paul ValéryCon frecuencia una alegrÃa improvisada vale más que una tristeza cuya causa es verdadera.
René DescartesEl que teme es un esclavo.
SénecaCuando trates con una mujer no olvides el látigo.
Friedrich NietzscheLos progresos de la medicina son gigantescos. Ya no estamos seguros de nuestra propia muerte.
Hermann KestenA Florinda En Invierno
Al hombre mozo que te habló de amores
dijiste ayer, Florinda, que volviera,
porque en las manos te sobraban flores
para reÃrte de la Primavera.
Llegó el Otoño: cama y cobertores
te dio en su deshojar la enredadera
y vino el hombre que te habló de amores
y nuevamente le dijiste: -Espera.
Y ahora esperas tú, visión remota,
campiña gris, empalizada rota,
ya sin calor el póstumo retoño
que te dejó la enredadera trunca,
porque cuando el amor viene en Otoño,
si le dejamos ir no vuelve nunca.
No hay carga más pesada que una mujer liviana.
Miguel de CervantesEstÃo
Una dura raigambre de alto helecho
he elegido por tumba prematura
en esta soledad de arena oscura
donde gime la sangre de mi pecho.
Lejos está el amor. Aquà cosecho
un bronco sol para mi sepultura.
Aquà crece mejor la quemadura
que quiero para el fondo de mi pecho.
Todo ese inmenso mar no bastarÃa
para volver la vida y la mirada
a esta osamenta gris, a este esqueleto.
Hace tiempo que amó. Ya no sabrÃa
dar su ofrenda al amor, su calcinada
sangre, su corazón lejano y quieto.
También el tonto tiene a veces inteligentes pensamientos, solo que no se entera.
Danny Kaye¿quién Arde En Ti, Chiltota, Quién Te Hiere?
¿Quién arde en ti, chiltota, quién te hiere?
¿Quién tuerce el derrotero de tu vuelo?
¿Quién te regala el llanto y el consuelo?
¿Quién hay que de tu canto se apodere?
¿Quién abandona el trino, quién lo quiere?
¿Quién alimenta su tenaz desvelo?
¿Quién eleva sus alas hasta el cielo
y salva a la ilusión que desespere?
Encuentras el desdén, gesto vencido,
rota la fe, sin fuerza el ala inerte,
en el páramo frÃo del olvido,
Y vas, confiada al rumbo de la suerte,
sin mÃ, que doy tu cielo por perdido,
y consumà la luz por comprenderte.
Mientras admiramos y exaltamos las facultades de la inteligencia humana, nos olvidamos de buscar sus verdaderos colaboradores.
Sir Francis BaconLa Vuelta de Los Campos
La tarde paga en oro divino las faenas...
Se ven limpias mujeres vestidas de percales,
trenzando su cabellos con tilos y azucenas
o haciendo sus labores de aguja en los umbrales.
Zapatos claveteados y báculos y chales...
Dos mozas con sus cántaros se deslizan apenas.
Huye el vuelo sonámbulo de las horas serenas.
Un suspiro de Arcadia peina los matorrales...
Cae un silencio austero... Del charco que se nuimba
estalla una gangosa balada de marimba.
Los lagos se amortiguan con espectrales lampos,
Las cumbres, ya quiméricas, corónanse de rosas...
Y humean a lo lejos las rutas polvorosas
por donde los labriegos regresan de los campos.