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El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor.
Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla.
El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien.
Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
Lo mucho se vuelve poco con solo desear otro poco más.
Si haces bien para que te lo agradezcan, mercader eres, no bienhechor; codicioso, no caritativo.
La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.
Poderoso caballero es Don Dinero.
Todos deseamos llegar a viejos; y todos negamos que hemos llegado.
En los más ilustres y gloriosos capitanes y emperadores del mundo, el estudio y la guerra han conservado la vecindad, y la arte militar se ha confederado con la lección. No ha desdeñado en tales á...
No hay amor sin temor de ofender o perder lo que se ama.
Apocarse es virtud, poder y humildad; dejarse apocar es vileza y delito.
Es nuestro deseo siempre peregrino en las cosas de esta vida, y así con vana solicitud anda de unas en otras sin saber hallar patria ni descanso.
LA MENTIRA DEL CORAZON,
COMIENZA DESDE LA CARA...
Por:cancionXti
No vive el que no vive seguro.
Los que de corazón se quieren solo con el corazón se hablan.
Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
La astrología es una ciencia que tienen por golosina los cobardes, sin otro fundamento que el crédito de los supersticiosos. Es un falso testimonio que los hombres mal ocupados levantan a las estrel...
Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra.
Qué plaga, qué aburrimiento, qué tedio es tener que tratarse con ellas mayor tiempo que los breves instantes en que son buenas para el placer.
Una asno viejo sabe más que un potro.
No hay hombre que no anteponga la satisfacción propia a sus obligaciones.
El mayor despeñadero, la confianza.
El árbol de la vida es la comunicación con los amigos; el fruto, el descanso y la confianza en ellos.
El que escribe para comer, ni come ni escribe
No hay cosa que más avive el amor que el temor de perder al ser amado.
Muchos vencimientos han ocasionado la consideración, y muchas victorias ha dado la temeridad.
No se ganan los hombres con favores sin obras.
Mejor se puede disculpar el que se muere de miedo, que el que de miedo se mata: porque allí obra sin culpa la naturaleza; y en éste, con delito y culpa, el discurso apocado y vil.
Virtud envidiada es dos veces virtud.
Matarse por no morir es ser igualmente necio y cobarde.
Ninguna cosa despierta tanto el bullicio del pueblo como la novedad.
El consejo, bueno es; pero creo que es de las medicinas que menos se gastan y se gustan.
Lo que en la juventud se aprende, toda la vida dura.
Quien deja vivo al ofendido, ha de temer siempre a la venganza.
El amor a la patria siempre daña a la persona.
La adulación, bajeza del que adula; engaño del adulado y aún bajeza de los dos; porque su bajeza muestra el que gusta de su adulación, que no se fía en el valor de sus méritos.
El avaro visita su tesoro por traerle a la memoria que es su dueño, carcelero de su moneda.
Érase un hombre a una nariz pegado.
Matan los médicos y viven de matar, y la queja cae sobre la dolencia.