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Las mariposas tienden sus alas temblorosas y en alegría loca de luces y colores, ebrias de amor expiran en tálamos de flores... ¡Hay vidas que se acaban como esas mariposas!.
Llévame Contigo
¿No me ves sumergida en el silencio,
y amordazada en soledad y olvido?
Al pasar por la sombra de mi vida,
dame la mano y llévame contigo.
Te esperé tantos años sin saberlo,
perd...
Es una prueba de poca amistad no darse cuenta del retraimiento de la de nuestros amigos.
Es más necesario estudiar a los hombres que a los libros.
Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a sus hermanos, a quienes ve, ese es un mentiroso.
El interés habla toda suerte de lenguas y representa toda suerte de personajes, incluso el del desinteresado.
La lucidez es ese estado donde todo lo inauténtico se nos descubre.
Cuando los grandes hombres se dejan abatir por la duración de sus infortunios, demuestran que solo los soportaban por la fuerza de su ambición, y no por la de su ánimo, y que, sin más diferencia q...
Soneto Ii
Firme en la majestad y en la armonía
de su maravillosa arquitectura,
cuya seguridad serena y pura
es más fuerte que el tiempo y su porfía,
tu casi celestial topografía
alza la claridad...
La pasión a menudo convierte en loco al más sensato de los hombres, y a menudo también hace sensatos a los más locos.
Los que ponen demasiado empeño en las cosas pequeñas, por lo común se hacen incapaces de hacer las grandes.
Todavía estoy aprendiendo (escrito por goya en un dibujo que hizo a los ochenta años).
Lo que cuesta mirar, y sin embargo no me perdonaría ignorar tus ademanes.
Si no tuviéramos orgullo no nos quejaríamos del de los demás.
El orgullo interviene más aún que la bondad en nuestras represiones a quienes han cometido algún yerro, y les reprendemos más que para corregirles, para convencerles de que estamos exentos de él.
Nuestro amor propio sufre con mayor impaciencia la condenación de nuestras aficiones que la de nuestras pasiones.
Aquellos a quienes se condena al suplicio manifiestan a veces una fortaleza y un desprecio a la muerte que en realidad no es más que el temor a mirarla cara a cara; de modo que puede decirse que esa ...
Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera.
La filosofía triunfa fácilmente de los males pasados y de los males por venir,pero los males presentes triunfan sobre ella.
Por muchos descubrimientos que hayamos hecho en el país del amor propio, siempre quedarán muchas tierras desconocidas.
Sin libertad no hay obra de arte.
Solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos.
La ágil caricia de tus sedas era como una primavera perfumada...
Al orgullo no le gusta deber, y al amor propio no le gusta pagar.
Yo sueño con tu amor... Una infinita dulzura sube del florido huerto... ¿Por qué el ensueño de una margarita, hoja tras hoja mi saudade arranca, si en la penumbra del balcón abierto falta esta ta...
El amor es canción para estar vivos, desprendida ternura, rompeolas.
En los celos hay más amor propio que amor.
Las pasiones son los únicos oradores que siempre persuaden. Son como un arte de la naturaleza cuyas reglas son infalibles; y el hombre más romo cuando le domina la pasión persuade mejor que el más...
Por mucho que nos esforcemos por cubrir las pasiones con apariencias de piedad y de honor, siempre se manifiestan a través de esos velos.
Una critica política abierta a todas las corrientes ideolgicas, sin censuras ni conveniencias, puede ser un factor de garantia de reformas progresistas, de evolucion conveniente, sin choques tempestu...
El amor propio es más ingenioso que el hombre más ingenioso de este mundo.
¿Conoce alguien el amor? ¡El amor es un sueño sin fin!.
Tenemos más fuerza que voluntad, y a menudo para disculparnos a nosotros mismos suponemos que las cosas son imposibles.
La filosofía triunfa con facilidad sobre las desventuras pasadas y futuras, pero las desventuras presentes triunfan sobre la filosofía.
Ten paciencia con todas las cosas, pero sobre todo contigo mismo.
Pocos son los que conocen la muerte; es algo que no suele aceptarse por decisión propia, sino por estolidez y por costumbre, y la mayoría de los hombres mueren porque no hay remedio para la muerte.
Nunca el hombre es tan ridículo por las cualidades que tiene, como por aquellas que cree tener.
Nunca somos tan felices ni tan infelices como pensamos.
A menudo se hace ostentación de las pasiones, aunque sean las más criminales; pero la envidia es una pasión cobarde y vergonzosa, que nadie se atreve nunca a admitir.
Lo que hace que los amantes no se aburran nunca de estar juntos es que se pasan el tiempo hablando siempre de sí mismos.