Colección de paco
Todo poder excesivo dura poco.
SénecaLa naturaleza humana es buena y la maldad es esencialmente antinatural.
ConfucioNada levanta tanto al hombre por encima de las mezquindades de la vida como admirar, sea lo que sea o a quienquiera que sea.
Thomas CarlyleLa necedad es la madre de todos los males.
CicerónLas cosas no cambian; cambiamos nosotros.
Henry David ThoreauCiencia sin conciencia no es más que ruina del alma.
François RabelaisTe amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz.
George SandUna vida inútil equivale a una muerte prematura.
Johann Wolfgang Von GoetheA una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre.
PÃo BarojaEl Curso de La Luz
Trajo el aire la luz,
y nadie vigilaba, pues la robó en el sueño,
se originó en las sombras,
la luz que rodó negra debajo de los astros.
Casa desnuda, seno de la muerte,
rincón y vastedad, árida herencia,
vertedero sombrÃo, fértil hueco.
Tú estás donde las cosas lo parecen,
donde el hombre se finge,
ese que, a tus engaños, da en nombrarte
respiración, fidelidad.
Llegas hasta sus ojos,
y en ellos reconoces el nido en que nacieras,
piedra negra que está ignorando el mundo,
y ahondas tu furor, con belleza de rosas
o valle de palomos
o dormidos naranjos en la siesta del mar,
y agujeros callados se los tornas.
Débil es el sepulcro que asà eliges,
no dura allà tu noche,
y vuelves a tu oficio, criatura inocente,
y esos que te aman lloran,
pues dejas de ser luz para llamarte tiempo.
nos tejiste con esa luz sombrÃa
de tu origen, y en la carne que alienta
dejas el sordo soplo del olvido;
no es tu reino la humana oscuridad,
y en desventura existes.
Llega a ti el desconsuelo, la desdicha,
resignación del fuerte, y aun rencor,
y asà nos acabamos:
extraño es el deseo de esa luz.
Extingue tu suplicio, ciega pronto;
si recobras la paz, no nos perturbes.
Donde acaba la biologÃa comienza la religión.
Gilbert Keith ChestertonLo Que Deje Por Ti
Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un rÃo,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por ti todo lo que era mÃo.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.
Las ideas generales y abstractas son fuente de los más grandes errores humanos.
Jean-Jacques RousseauLa mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del dÃa de hoy.
SénecaCuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo.
San AgustÃnExisten en nosotros varias memorias. El cuerpo y el espÃritu tienen cada uno la suya.
Honoré de BalzacAmamos siempre a los que nos admiran, pero no siempre a los que admiramos.
Francisco de La RochefoucauldAcusar a la maldad de los tiempos es excusarnos a nosotros mismos.
Thomas FullerEl principio de la educación es predicar con el ejemplo.
Anne Robert Jacques TurgotLos dioses facilitan el primer verso; los demás, los hace el poeta.
Paul Valéry