Valiente aristoteles. Encuentra docenas de valiente aristoteles con fotos para copiar y compartir.
Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente,...
El imitar es connatural al hombre.
Todo acto forzoso se vuelve desagradable.
Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes.
La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.
La amistad perfecta es la de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido.
Para vivir solo es preciso ser un animal o un dios -dice Aristóteles. Falta el tercer caso: hay que ser ambas cosas: un filósofo.
En la vida real, el que no se rinde es todo un valiente.
Amo a este pueblo áspero (se refiere a los árabes nómadas), persistente, vivo, último ejemplo de las sociedades primitivas y que, al hacer alto a mediodía, tumbado a la sombra bajo el vientre de ...
Lo cortes, no quita lo valiente.
Sé fuerte cual pantera para hacer su deseo, ágil como corzo, valiente cual león.
El valiente de palabras es muy ligero de pies.
Donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente.
No hay hombre tan cobarde a quien el amor no haga valiente y transforme en héroe.
Lo que tiene alma se distingue de lo que no la tiene por el hecho de vivir.
Es propio del filósofo poder especular sobre todas las cosas.
Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas.
El hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe.
Avaro es el que no gasta en lo que debe, ni lo que debe, ni cuando debe.
Pues es imposible o no es fácil hacer el bien cuando se está desprovisto de recursos.
La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión.
El único estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
La naturaleza no hace nada en vano.
El género humano tiene, para saber conducirse, el arte y el razonamiento.
La dignidad no consiste en nuestros honores sino en el reconocimiento de merecer lo que tenemos.
La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder.
La ciencia es respecto del alma lo que es la luz respecto de los ojos, y si las raíces son amargas, los frutos son muy dulces.
Se quiere más aquello que se ha conseguido con muchas fatigas.
Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio.
Todo hombre, por naturaleza, desea saber.
Las revoluciones no se hacen por menudencias, pero nacen por menudencias.
La virtud está en el término medio.
Cada uno juzga bien aquello que conoce, y de eso es buen juez.
Por aquello que llamamos justo queremos decir lo que es legal, lo que es limpio y equitativo.
No admitir como verdad nada que no fuera evidente.
Parece, en efecto, que el principio es más de la mitad del todo, y que por él se aclaran muchas de las cosas que se buscan.
Quien discute sobre si se puede matar a la propia madre no merece argumentos sino azotes.
Si las acciones humanas pueden ser nobles, vergonzosas o indiferentes, lo mismo ocurre con los placeres correspondientes. Hay placeres que derivan de actividades nobles, y otros de vergonzoso origen.
Todo hombre tiene derecho a ser feliz.