Proverbio traidor ( 2 )
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Lo que es obvio, no es necesario que sea explicado.
El que no puede sobrellevar lo malo no vive para ver lo bueno.
Más vale que los dientes no riñan con la lengua.
El cielo escucha las plegarias del corazón, no de la voz.
Toma consejo de uno que sea superior a ti y de otro que sea inferior a ti y luego forma tu opinión.
Tu secreto debe pasar a ser parte de tu sangre.
No hay madre como la de uno mismo.
Castiga a los que te envidian haciéndoles el bien.
El vendedor de habas siempre dice que cuecen bien.
El dueño de la casa sabe donde gotea su tejado.
El servil es tu enemigo, tu amigo debatirá contigo.
Para la hormiga el rocío es una inundación.
Hay una puerta por la que pueden entrar la buena o la mala fortuna, pero tú tienes la llave.
El ojo no lleva carga, pero sabe cuánta puede soportar la cabeza.
Si nuestro corazón es una rosa, vuestra boca dirá palabras perfumadas.
El viejo tiene la muerte ante sus ojos, el joven a su espalda.
El mundo no va a encontrar huelga por solo decir "paz".
La oscuridad reina a los pies del faro.
El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos.
El rico nunca está satisfecho.
Cada arroyo tiene su fuente.
El barro se endurece al fuego, el oro se ablanda.
Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla.
El olmo tiene bellas ramas, pero no da fruto.
La lengua del justo está detrás del corazón, más la del necio va siempre delante, suelta y dicharachera.
El fanfarrón mata a un león ausente, pero se asusta de un ratón presente.
Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de caza siempre glorificarán al cazador.
Copiando a todos los demás todo el tiempo, el mono un día se cortó su propia garganta. .
La falta de progreso significa retroceso.
El fuego de la leña verde proporciona más humo que calor.
Toda piedra golpea el pie de un pobre.
Se puede vivir sin un hermano, pero no sin un amigo.
El corazón de una persona mala nunca es puro.
Que tengas calor en tu iglú, petróleo en tu lámpara y paz en tu corazón.
Cuando la desgracia se asoma a la ventana, los amigos no se acercan a mirar.
La fortuna es un cristal, brilla, pero es frágil.
Se aprende poco con la victoria, en cambio, mucho con la derrota.
Por numerosos que puedan ser los meandros del río, acabará por ir a parar al mar.
Nuestros defectos nos imitan más cuando los observamos en otros.
El enamorado es el camarada del alma.
