Colección de jose
El arte es una mentira que nos acerca a la verdad.
Pablo PicassoNo hay incendio como la pasión: no hay ningún mal como el odio.
BudaTodo lo individual por sà tiene una medida propia de aptitud, solo la capacidad del género es inmensurable.
NovalisEl que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo.
José MartÃLos bienes son para aquellos que saben disfrutarlos.
EpicuroAllà donde Dios erige una iglesia, / el demonio siempre levanta una capilla; / y si vas a ver, encontrarás / que en la segunda hay más fieles.
Daniel DefoeLa risa no es más que la gloria que nace de nuestra superioridad.
Thomas HobbesUn discÃpulo de quien jamás se pide nada que no pueda hacer, nunca hace todo lo que puede.
John Stuart MillLa igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho.
Honoré de BalzacNi siquiera Dios puede cambiar el pasado.
AgatónLa gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavÃa no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?
Sigmund FreudPara hacerse oÃr, a veces hay que cerrar la boca.
Stanislaw Jerzy LecEl amor a la patria no conoce fronteras ajenas.
Stanislaw Jerzy LecCuanto más crece nuestro conocimiento de los buenos libros, tanto más disminuye el cÃrculo de los hombres cuya compañÃa nos resulta ingrata.
Ludwig Feuerbach¡Ay del hombre que quiere actuar sinceramente en el amor!
George SandLas verdades que revela la ciencia superan siempre a los sueños que destruye.
Joseph Ernest RenanOjo por ojo y todo el mundo acabará ciego.
Mahatma GandhiCuando alguien te lame las suelas de los zapatos, colócale el pie encima antes de que comience a morderte.
Paul ValérySosiego
Des fauves souvenirs
flambent dans tes prunelles
Lean Deubel
Duérme: será dulce tu sueño
igual que sombra de flabelos
perfumada y mullida bajo un árbol,
en tanto que la luna de los parques
alumbra en lloro tenue
las vigilias inmóviles del mármol.
¡Duérme! Bája los párpados azules
sobre esas lágrimas felices.
Enormes soles rojos
reverberan, y en radas de molicie
los barcos se empenachan
y ponen rumbo a piélagos ignotos.
Los recuerdos -leones taciturnos-
vagan por el jardÃn de tus pupilas
que rudo arcángel guarda.
Sobre tu corazón ya mis arrullos
en vesperal bandada
replegaron las alas peregrinas.
Duérme tu noche sosegante, ungida
por los serenos cármenes
de mi tardÃa adolescencia...
Duérme, que de tu sueño en los umbrales,
un efebo de cándida sonrisa
abre sobre tus pies la cabellera.
El valor espera; el miedo va a buscar.
José BergamÃn