Colección de jose
La civilización no suprimió la barbarie; la perfeccionó e hizo más cruel y bárbara.
VoltaireLos hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes solo necesitan saber a dónde van.
José IngenierosLa mejor salsa es el hambre.
SócratesLos que se quejan de la forma como rebota la pelota, son aquellos que no la saben golpear.
José IngenierosCuanto más se acerca uno a los grandes hombres, más cuenta se da de que son hombres.
Jean de la BruyereLa verdad es como el agua filtrada, que no llega a los labios sino a través del cieno.
Mariano Jose de LarraNo basta que una esposa sea fiel, es menester que su marido, sus amigos y sus vecinos crean en su fidelidad.
Jean-Jacques RousseauEl pasado siempre está presente.
Maurice MaeterlinckHay una especie de vergüenza en ser feliz a la vista de ciertas miserias.
Jean de la BruyereLo que ciertos hombres perdonan más difÃcilmente a una mujer es que se consuelen de haber sido burladas por ellos.
Paul Charles BourgetSaltar rápidamente a conclusiones rara vez conduce a felices aterrizajes.
S. Siporin¿La envidia, el odio, la lujuria…, todas esas pasiones han sido arrojadas del alma para que ésta no sea sino una pieza de hielo?
Henry MooreNo temáis a la grandeza; algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande.
William ShakespeareUn fanático es un individuo que tiene razón aunque no tenga razón.
Jaume PerichTodo el mundo trata de realizar algo grande, sin darse cuenta de que la vida se compone de cosas pequeñas.
Frank ClarkLos Estados son grandes máquinas que se mueven lentamente.
Sir Francis BaconLa vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir sino en la de volver a empezar.
Francis Scott FitzgeraldLa única posibilidad de descubrir los lÃmites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible.
Arthur C. ClarkeSoy lo que desconozco que soy. Soy todo lo que no sé.
Antoni MarÃLos que aman el dinero no lo regalan.
Arthur Miller