Colección de pepe

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La Cour Carrée

Oh rápida, te amo.
Oh zorra apresurada al borde del vestido
y límite afilado de la bota injuriante,
rodilla de Artemisa fugaz entre la piedra,
os amo,
sombra huidiza en la escalera noble,
espalda entre trompetas por el puente.
Oh vagas, os envidio,
imágenes parejas en los grises
vahos de las cristaleras entornadas,
impacientes
-que llegan a las citas con retraso-
nervios de los que habitan (el descuido
seguro y arrogante de la puerta entreabierta
y el gesto ordenador de las cosas que miran).
Lo quiero casi todo:
la puerta del palacio con armas y figuras,
el nombre de los reyes y el latón de República.
Quiero tus ojos de extranjera ingenua
y la facilidad sin alma del copista.
Quiero esta luz de ahora. Es mi deseo
estar abierto, atento, hasta que parta.
Y quisiera que alguien me dijera
adiós,
contenida, riendo entre lágrimas.

Extranjero en las puertas, no estás solo,
mi apurada tristeza te acompaña.

Carlos Barral

El hombre no reza para dar a Dios una orientación, sino para orientarse debidamente a sí mismo.

San Agustín

El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan.

Pablo Neruda

Los amigos son como los taxis, cuando hay mal tiempo escasean.

Nos interesan los demás cuando se interesan por nosotros.

Publio Siro

Cuando la estafa es enorme ya toma un nombre decente.

Ramón Pérez de Ayala

No existe gran talento sin gran voluntad.

Honoré de Balzac

Hay hombres cuya conducta es una mentira continua.

Barón de Holbach

La lectura hace al hombre completo; la conversación, ágil, y el escribir, preciso.

Sir Francis Bacon

Cuando la situación es adversa y la esperanza poca, las determinaciones drásticas son las más seguras.

Tito Livio

La libertad es aquella facultad que aumenta la utilidad de todas las demás facultades.

Immanuel Kant

La recompensa de una buena acción está en haberla hecho.

Séneca

La Primera Mujer Que Recorrió Mi Cuerpo...

La primera mujer que recorrió mi cuerpo
tenía labios de maga: labios verdes y azules,
con sabor a fruto silvestre,
con señales indescifrables como la miel o el aire.
Muchas veces incendió mis cabellos con siete granos y
siete aguas, con ensalmos que sonaban a campanillas
de barro, con nubes de copal que se mezclaban al embrión
que recorría mi frente coronada por ramos de albahaca.
Toda la noche ardía la pócima bajo mi cama.
Al día siguiente, un niño nacido después de mellizos
la arrojaba al río, de espaldas, para no ver el sitio
donde caía ni el vuelo repentino de los zopilotes.
Entre tanto, mi madre me contaba
lo que Colmillo Blanco no sabía de la nieve
y el recuerdo del mar era un espejismo bajo la sábanas.

Francisco Hernández

Las ideas se encienden unas con otras como las chispas eléctricas.

Johann J. Engel

A la proporción, semejanza, unión e identidad del infinito no te acercas más siendo hombre que siendo hormiga.

Giordano Bruno

El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil.

Lao Tse

Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años.

Abraham Lincoln

Cualquiera es poderoso para hacer.

Fray Luis de León

Leo Lo Que Escribí de Ti Y de Mí...

Leo lo que escribí de ti y de mí
en esos días de tanta lluvia,
con Bach y los naranjos
de contertulios ante el fuego
y los catarros, las pupas,
las mutuas manías,
advirtiéndonos de aquella bomba colgada
del tiesto de las glicinas
que oscilaba sobre nuestras cabezas
sin llegar a caer,
contenida por el Atlante de la risa
y el lujo inaudito
de poder ignorarnos,
de tener tiempos muertos,
de no abundar en preguntas y respuestas
cuando había tanto que disfrutar del silencio.

Desde entonces hasta ahora
los atlantes se nos han vuelto anémicos
y quién sabe si ésos fueron y serán nuestros últimos días de lluvia,
pero,
de todas formas,
me sigue gustando leer lo que escribí de ti y de mí,
en especial lo de tu imagen con bufanda
volviendo de comprar la leche y el pan,
y la mía con sonrisa y pijama de osos pandas
saludándote desde el balcón.

Almudena Guzmán

El mal está solo en tu mente y no en lo externo. La mente pura siempre ve solamente lo bueno en cada cosa, pero la mala se encarga de inventar el mal.

Johann Wolfgang Von Goethe