Marguerite yourcenar fuego ( 3 )
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Mis primeras patrias fueron los libros. Y, en menor grado, las escuelas
Solo se está a gusto cuando se es libre, y disimular nuestras opiniones es aún más molesto que cubrirnos la piel
Se puede ser feliz y seguir estando triste
Me he limitado casi siempre a complicidades banales, por un terror oscuro a enamorarme y sufrir. Basta con ser prisionero de un instinto, no quiero serlo también de una pasión, y creo sinceramente q...
Un corazón es tal vez algo sucio. Pertenece a las tablas de anatomía y al mostrador del carnicero. Yo prefiero tu cuerpo
Observar las disciplinas humildes. Fidelidad en las pequeñas cosas
Un triunfo solo sienta bien a los muertos. La fortuna de un muerto está al abrigo de los reveses; hasta sus derrotas adquieren un resplandor de victoria
Nada es más lento que el verdadero nacimiento de un hombre
La verdad tiene secretos para introducirse en un alma que ya no se atrinchera contra ella
La moral es una convención privada; la decencia, una cuestión pública; toda licencia demasiado visible me ha hecho siempre el efecto de una ostentación de mala ley
El frote de dos parcelas de carne no define el fenómeno del amor así como la cuerda rozada por el dedo no explica el milagro infinito de los sonidos
Un buen negociador nunca confía
Vosotros, poetas, habéis hecho del amor una inmensa impostura: el que nos toca en suerte siempre nos parece menos hermoso que esas rimas emparejadas como dos bocas una sobre otra
Soy capaz de imaginar formas de servidumbre peores que las nuestras, por más insidiosas, sea que se logre transformar a los hombres en máquinas estúpidas y satisfechas, creídas de su libertad en p...
Toda felicidad es inocencia.
El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente
Por primera vez sentía un placer perverso en ser diferente de los demás. Es difícil no creerse superior cuando uno sufre, y el ver gente feliz nos da náuseas.
Era demasiado joven para sospechar que la existencia no está hecha de súbitos impulsos y de obstinada constancia, sino de compromisos y de olvidos
Hay pocos bípedos, después de Adán, que hayan merecido el apelativo de hombres
Estoy cansado de este ser mediocre, sin porvenir y sin confianza en el porvenir, de este ser al que tengo forzosamente que llamar: «yo», puesto que no puedo separarme de él
El gran mérito de la magia y de la alquimia, su hija, era el postular la unidad de la materia, hasta tal punto que algunos filósofos del alambique habían creído poder asimilar ésta a la luz y al ...
En el fondo de toda gran impotencia encontramos un sentimiento de tranquilidad.
Cansarse es una manera de domar el cuerpo, pero el agotamiento del cuerpo termina por entumecer el alma. Queda por saber, Mónica, si un alma inquieta no vale más que un alma dormida.
Es difícil no creerse superior cuando uno sufre, y el ver gente feliz nos da náuseas.
¿Vuestra Reverencia hace de mí un luterano? -preguntó el filósofo con débil sonrisa.
-No, amigo mío, temo que no tengáis bastante fe para ser un hereje.
Sobre todo, no se enamora uno de quien se le parece.
Cuando hayamos aliviado lo mejor posible las servidumbres inútiles y evitado las desgracias innecesarias, siempre tendremos, para mantener tensas las virtudes heroicas del hombre, la larga serie de m...
Nada nos acerca tanto a otros seres como el tener miedo juntos.
La gente que encontramos en las calles durante el día nos da la impresión de tener una meta precisa, que se supone razonable, pero por la noche parece caminar en sueños.
Somos todos iguales: le tenemos miedo al drama, pero a veces somos lo bastante románticos para desear que ocurra y no nos damos cuenta de que ha empezado ya
Como todo el mundo, sólo tengo a mi servicio tres medios para evaluar la existencia humana: el estudio de mi mismo, que es el más difícil y peligroso, pero también el más fecundo de los métodos;...
El amor es como el fuego, que si no se comunica se apaga.
Podria simular una pasión que no sintiera, pero no podria simular una que me arrasara como el fuego.
Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades; él es el campo que sembráis con amor y cosecháis con agradecimiento; él es vuesra mesa y el fuego de vuestro hogar. Cuando os alejéis de vues...
Los grandes son como el fuego, al que conviene no acercarse mucho ni alejarse de él.
Estamos solos y sin embargo la soledad no existe. Si juntamos las manos encenderemos el fuego imprescindible para vernos los ojos brillantes del deseo.
Benditas las mujeres que se enamoran, las hechiceras de la noche, las que comparten el fuego de las bodas del cuerpo en la consagración de la piel.
No quiero el calor de vuestro fuego, no quiero el agua de vuestras tinajas. Quiero solo un lugar para mi canción.
El fuego de la leña verde proporciona más humo que calor.
El que juega con fuego siempre sale quemado.
