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Y si fuera pintor, ¡con qué cuidado, con mi pincel, por el amor guiado, diluiría en la cándida vitela de un abanico tu sutil figura, entre el rosa fragante y la frescura de un florido paisaje de a...
Existe en el corazón humano una generación perpetua de pasiones, de tal manera que la ruina de una coincide casi siempre con el advenimiento de otra.
Ni la derrota en mi valor rehuyo... Mas, antes de rendirme fatigado, me encerraré en la torre de mi orgullo, y en sus escombros moriré aplastado.
La clemencia de los príncipes a menudo no es más que política para ganarse el afecto de los pueblos.
¡Felicidad!... ¡Felicidad!... Dulzura del labio y paz del alma... Te he buscado sin tregua, eternamente, en la hermosura, en el amor y el arte.
El mal que hacemos no nos atrae tanta persecución y tanto odio como nuestras buenas cualidades.
Las pasiones contienen una injusticia y un interés propio que hace que sea peligroso seguirlas, y que convenga desconfiar de ellas, incluso cuando parecen muy razonables.
Siempre así es el amor, será y ha sido: mata de celos y de un golpe, y luego besa y besa, llorando lo que mata.
La duración de nuestras pasiones depende tan poco de nosotros como la duración de nuestra vida.
No solemos considerar como personas de buen sentido sino a los que participan de nuestras opiniones.
Como un panal disuélvome en dulzura, desfallezco de todo: de ternura, de claridad, del éxtasis de verte...
El orgullo es igual en todos los hombres, solo varían los medios y la manera de manifestarlo.
Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse.
En cierto modo los celos son algo justo y razonable, puesto que tienden a conservar un bien que nos pertenece o que creemos que nos pertenece, mientras que la envidia es un furor que no puede tolerar ...
Confesamos nuestros pequeños defectos para persuadirnos de que no tenemos otros mayores.
La moderación de las personas felices se debe a la placidez que la buena fortuna da a su temperamento.
La posesión de la salud es como la de la hacienda, que se goza gastándola, y si no se gasta, no se goza.
Tu piel entre las sábanas posee los hechizos del mito y el tamaño de las islas deseadas en años de inocencia.
Para hacerse una posición en el mundo, es preciso hacer todo lo posible para hacer creer que ya se tiene.
La libre comunicación de los pensamientos y las opiniones es uno de los derechos más preciados por el hombre.
El ánimo que piensa en lo que puede temer, empieza a temer en lo que puede pensar.
Esa clemencia, de la que se hace una virtud, a veces se practica por vanidad, otras por pereza, a menudo por miedo, y casi siempre por esas tres razones juntas.
Es necesario tener tanta discreción para dar consejos como docilidad para recibirlos.
La ciencia que sirve para hacernos orgullosos y que degenera en pedantería no vale mas que para deshonrarnos.
Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.
Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.
No hay accidente, por desgraciado que sea, del que los hombres hábiles no obtengan provecho.
La ausencia disminuye las pequeñas pasiones y aumenta las grandes, lo mismo que el viento apaga las velas y aviva las hogueras.
Bien puede haber puñalada sin lisonja, mas pocas veces hay lisonja sin puñalada.
La adulación es una moneda falsa que tiene curso gracias solo a nuestra vanidad.
La avaricia es la más desinteresada de las pasiones, ya que exige una abnegación, a veces de magnitud heroica.
Lo que se hace con precipitación nunca se hace bien; obrar siempre con tranquilidad y calma.
No se debe juzgar a un hombre por sus cualidades, sino por el uso que hace de ellas.
El verdadero valor consiste en hacer uno sin testigos lo que sería capaz de hacer ante todo el mundo.
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
Los aforismos suelen ser llaves para permitirle a nuestro pensamiento abrir la puerta de nuestra cabeza y enlazarse con el mundo tangible.
La fantasía, aislada de la razón, solo produce monstruos imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y fuente de sus deseos.
Lo que hace que la mayoría de las mujeres sean tan poco sensibles a la amistad es que la encuentran insípida luego de haber probado el gusto del amor.
Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
Si haces bien para que te lo agradezcan, mercader eres, no bienhechor; codicioso, no caritativo.