Proverbio árabe no digas ( 12 )
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Mientras vivamos en la ignorancia, seremos siempre los unos enemigos de los otros.

El arma es enemiga de su dueño.

El regalo del mal hombre no trae consigo nada bueno.

Atiende más a la mirada del sabio que al discurso del necio.

El matrimonio está como un cacahuete, hay que romper la cáscara para ver lo que hay dentro.

Oír es precioso para el que escucha.

El paraíso está en el regazo de una madre.

Solo el ruiseñor es capaz de comprender a la rosa.

Con un dios le bendiga no se compra nada.

El cazador que persigue a un elefante no se detiene para tirar piedras a los pájaros.

Aunque tu mujer haya cometido cien faltas, no la golpees ni con una flor.

El buen tienpo y el mal tiempo están dentro de nosotros, no fuera.

Después de haber recorrido el mundo entero en busca de la felicidad, te das cuenta de que estaba en la puerta de tu casa.

Perdonar no es olvidar, y en el perdón sin olvido sobran palabras y falta corazón.

Cuando la cólera y la venganza se casan, su hija es la crueldad.

Cinco dedos son hermanos, no iguales.

Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo pequeñas cosas, puede cambiar el mundo.

Nadie debe avergonzarse de preguntar lo que no sabe.

En el país de las palmeras se alimenta el asno de dátiles.

La duda es la llave del conocimiento.

La mariposa al posarse sobre la rama teme romperla.

Cuanto más grande la cabeza, más fuerte la jaqueca.

La felicidad, como el arco iris, no se ve nunca sobre la casa propia, sino solo sobre la ajena.

Si te molesta que te mientan, no preguntes.

El necio dispara pronto sus dardos.

Un amigo es como una fuente de agua durante un viaje largo.

Una reputación de mil años quizás dependa de la conducta de una hora.

Ni la humildad de los pescadores ni el cinismo de los mercaderes empañaran la pureza de las perlas.

Hay quien tiene cabeza pero no tiene gorra para ponerse, y hay quien tiene gorra pero no tiene cabeza.

Una sola vez no es costumbre.

Hay más sabiduría escuchando que hablando.

No hay donde ocultarse en la superficie de agua.

Nadie pone más en evidencia su torpeza y mala crianza, que el que empieza a hablar antes de que su interlocutor haya concluido.

Nunca se olvidan las lecciones aprendidas en el dolor.

Cuando la piedra ha salido de la mano, pertenece al diablo.

Una tormenta de arena pasa; las estrellas permanecen.

Se alegraron con tu nacimiento, tú llorabas; vive de manera que puedas jusgarte realizado en el momento de tu muerte, pra ver llorar a los otros.

La edad no juega ningún papel salvo en los quesos.

Bueno es tener amigos, aunque sea en el infierno.

Cuanto más violento es el amor, más violento es el enfado.