Casa con dos puertas malas es de guardar. Encuentra docenas de casa con dos puertas malas es de guardar con fotos para copiar y compartir.
En casa de herrero, cuchillo de palo.
Con leña prometida no se calienta la casa.
De buena casa, buena brasa.
Se puede confiar en las malas personas. . . No cambian jamás.
En donde vivo desde que no estás ya no le llamo casa.
Cuando estés fuera de casa, no vuelvas nunca la vista atrás, pues las erinias siguen tus pasos.
Una casa sin hijos es una colmena sin abejas.
Todos los hombres tienen una mujer en el pensamiento; los casados, además, tienen otra en casa.
El casado en su casa, y el muerto en la mortaja.
Antes de tomar casa donde morar, mira su vecindad.
El día que no me afeité, vino a mi casa quien no pensé.
En cada casa, un solo amo.
Mi casa, mi mesa, y mi mujer, todo mi mundo es.
En casa del ahorcado, no mientes la soga.
Me voy de la casa junto al ruiseñor ¡Cuídala caracol!.
Nunca olvides tu casa.
A lo lejos mirar y en casa quedar.
Un perro no entra en una casa donde hay hambre.
Algo busca en tu casa quien te hace visitas largas.
Mejor ser criado en buena casa que amo en mala.
En casa del bueno, el ruin tras el fuego.
Yo no sé qué me sucede desde que te di mi alma, que cualquier senda que tomo me ha de llevar a tu casa.
Lo sé: en alguna parte esta casa ha sido ya apuntada como dos números en una lista de víctimas y por buenas razones distraído voy a ti.
En casa limpia los ángeles bailan de gusto.
Grande o chica, pobre o rica, casa mía.
La casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de felicidad.
Quien vive como yo no muere: se acaba, se marchita, se desvegeta. El sitio donde estuvo sigue sin él estar allí, la calle por donde caminaba sigue sin que él sea visto en ella, la casa que habitaba...
Cuando de casa estamos lejanos, más la recordamos.
Que el verso sea como una llave que abra mil puertas.
Mujer ordenada, con poco llena su casa.
El casado, casa quiere.
Casa sin mujer no es lo que debe ser.
Como es la mujer, así es la casa.
Todas las pasiones son buenas mientras uno es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan.
Se me abre una puerta, entro y me hallo con cien puertas cerradas.
Nuestras buenas y nuestras malas acciones nos siguen casi como una sombra.
El hambre espía en la casa de los pobres, pero si la habitan personas trabajadoras, no se atreve a entrar.
Quién mal casa, tarde enviuda.
Quien busca la felicidad fuera de sí es como un caracol que caminara en busca de su casa.
Es desgracia habitual en los ineptos la de engañarse al elegir profesión, al elegir amigos y al elegir casa.