El que no escucha de jean de lafontaine. Encuentra docenas de el que no escucha de jean de lafontaine con fotos para copiar y compartir.
El simulacro no es lo que oculta la verdad. Es la verdad la que oculta que no hay verdad. El simulacro es verdadero.
Los celos son una mezcla explosiva de amor, odio, avaricia y orgullo.
Existen verdades que pueden matar a un pueblo.
Amar al otro es renunciar a poseerlo, incluso muerto; renunciar a que vuelva, descubrir que sigue estando ahí, en un silencio que ya no nos causa pavor, en un desierto que se hace acogedor de lo más...
No puedo tomar mi libertad como fin sino tomando igualmente por fin la de los otros.
La imaginación tiene sobre nosotros mucho más imperio que la realidad.
Solo se reconoce el error cuando todo el mundo lo comparte.
Es bueno para los hombres creer en las ideas y morir por ellas.
Los cobardes son los que se esconden bajo las normas.
Un amor, una carrera, una revolución: tantas empresas que comenzamos ignorando su resultado.
La conciencia es la voz de las almas, las pasiones son las voces del cuerpo.
La avaricia lo pierde todo por quererlo todo.
Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza.
El hombre que no sabe correr, saltar, nadar... es como un automóvil en el que solo se emplea la primera velocidad.
La violencia se da siempre por una contra-violencia, es decir por una réplica a la violencia del otro.
Se tiene la edad que se quiere tener, y también la edad del dinero que se tiene.
Los tímidos tienen miedo antes del peligro; los cobardes, durante el mismo; los valientes, después.
Donde quiera que veáis la moderación sin tristeza, la concordia sin esclavitud, la abundancia sin profusión, decid confiadamente; es un ser venturoso el que aquí manda.
Si lloras de alegría, no seques tus lágrimas: las robas al dolor.
El recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados.
Los modales corteses hacen que el hombre aparezca exteriormente tal como debería ser en su interior.
El deporte delega en el cuerpo alguna de las virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la paciencia.
Inteligencia es lo que usas cuando no sabes qué hacer.
Hay que avergonzarse de cometer una falta, no de repararla.
Todas las guerras son santas, os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el cielo de su parte.
La fe, incluso la profunda, nunca es completa.
A menudo es fatal vivir demasiado tiempo.
Los espejos deberían pensárselo dos veces antes de devolver una imagen.
Casi nadie repara por sí mismo en el mérito de otro.
A veces, cuesta mucho más eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes.
En la sociedad, el hombre sensato es el primero que cede siempre. Por eso, los más sabios son dirigidos por los más necios y extravagantes.
El hombre es un milagro sin interés.
Es empresa vana tratar de ridiculizar a un necio rico: las carcajadas están de su parte.
La naturaleza ha hecho al hombre feliz y bueno, pero la sociedad lo deprava y lo hace miserable.
Un psiquiatra es un hombre que va al Folies Bergère y mira... a los espectadores.
La gloria o el mérito de algunos hombres es escribir bien; la de otros no escribir nada.
El gobierno tuvo su origen en el propósito de encontrar una forma de asociación que defienda y proteja la persona y la propiedad de cada cual con la fuerza común de todos.
En la tragedia solo conmueve lo verosímil.
La sabiduría es un tesoro que nunca causa entorpecimientos.
La vergüenza de confesar el primer error, hace cometer muchos otros.