Colección de jose
La mayorÃa de las ideas fundamentales de la ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos.
Albert EinsteinCualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa está muy cerca de entender los de llevar un paÃs.
Margaret ThatcherRecuerda que eres tan bueno como lo mejor que hayas hecho en tu vida.
Billy WilderCreo en el Dios de Spinoza, que nos revela una armonÃa de todos los seres vivos. No creo en un Dios que se ocupe del destino y las acciones de los seres humanos.
Albert EinsteinEl saber y la razón hablan; la ignorancia y el error gritan.
Arturo GrafEl misterio es la cosa más bonita que podemos experimentar. Es la fuente de todo arte y ciencia verdaderos.
Albert EinsteinSéptimo
Tus nobles manos buenas.
Tus manos dulces sobre mi veneno.
Qué llamas tibias, compañera,
entre agujas de invierno.
Qué dos brasas serenas.
En ellas el milagro que solo mi alma y yo sabemos.
El cielo limpio en ellas.
Pósalas, compañera, como dos alas médicas
sobre el turbio hemisferio
de mi cabeza.
Sobre el dolor que tengo
de no ser Dios y sobre mis tormentas,
posa tus manos dulces de silencio,
quietas de amor, grávidas y eternas.
Siembra la fe en mi frente igual que un trigo bueno
con tus manos morenas.
Puerto de paz tus manos en mi pecho.
Como dos puertos son, como dos puertas
luminosas al cielo
que siempre están abiertas.
Soy el marino loco, ebrio de viento.
Vengo del mar oscuro, compañera.
a sal me sabe el sueño.
Traigo las manos viejas.
Soy tu marino amargo que vuelvo de los mares de los muertos
con la proa encendida y encendidas las velas
tras apagar los fuegos de San Telmo.
Vengo a tus manos plenas,
a tu profundo pecho
terrestre y generosa, compañera.
Vengo
al puerto de tus manos que es la tierra
firme en que tengo
hijo y cosecha,
amor, fuego
de hogar, semilla plena,
jubiloso arado, pecho tranquilo y fuerte, raÃz, suelo,
agua clara y noble sal para mi mesa.
Y limpio, casto don para mi lecho.
¡Qué llamas tibias, qué brasas serenas,
qué dulces alas de sereno vuelo
tus manos en mi alma, compañera!
Queda mi arboladura en este suelo.
Mi ancla en esta tierra.
¿Miedo a la muerte?. Uno debe temerle a la vida, no a la muerte.
Marlene DietrichEn cada niño nace la humanidad.
Jacinto BenaventeSi no sabes donde vas, acabarás en otra parte.
L. PeterEl paraÃso lo prefiero por el clima; el infierno por la compañÃa.
Mark TwainLa omisión del bien no es menos reprensible que la comisión del mal.
PlutarcoY mis padres por fin se dan cuenta de que he sido secuestrado y se ponen en acción rápidamente: alquilan mi habitación.
Woody AllenEl que hace un favor a quien lo merece, él mismo lo recibe.
Aurelio Teodosio MacrobioDetrás de cada gran fortuna hay un delito.
Honoré de BalzacLa sombra no existe; lo que tu llamas sombra es la luz que no ves.
Henri BarbusseEl primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil.
VoltaireCuando el hombre se aparta de Dios, no es Dios quien le persigue, sino los Ãdolos.
Benedicto XVILa vida es un hospital donde cada enfermo está poseÃdo por el deseo de cambiar de cama.
Charles BaudelaireNo hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; mÃralo a la cara y con la frente bien levantada.
Friedrich Nietzsche