Frases matonas de cesar lozano
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Alejandro, César, Carlomagno y yo fundamos imperios, pero ¿sobre qué cimentamos las creaciones de nuestro genio? Sobre la fuerza. Solo Jesucristo fundó su reino sobre el amor, y hoy día millones ...

La mujer de César debe estar por encima de la sospecha

Alegraos con su perdón, pero no olvidéis lo que os digo, porque un día ese joven de aspecto indolente e inofensivo causará la ruina de vuestra causa. ¡Hay muchos Marios en César!

Napoleón envidiaba a César, César envidiaba a Alejandro y Alejandro, me atrevería a decir, envidiaba a Hércules, que nunca existió.

Dile a tu amo que en César solo manda César

No aceptes las criticas de quien solo ve lo malo de los demas. Es tanta su carga negativa y dolor, que necesita compartirlo

Amo la traición, pero odio al traidor.

El mal que me ha sucedido yo nunca lo lamenté, pero tampoco lo olvido pues dio sentido a mi bien.

¿Mi imagen estará en tus ojos?, sueño...

Oh, botella sin vino! ¡Oh, vino que enviudó de esta botella!.
Ya en el teatro de los acontecimientos me encontré con que los dirigentes políticos, conservadores y liberales son una bola de canallas, cobardes y traidores, incapaces de poder dirigir a un pueblo ...

Palabras
Fui lenta, vaporosa,
alegre espectadora
de un noctámbulo teatro
a mirar risueñamente
a la cantante calva
cuyos cabellos había dejado
suspendidos
en la intimidad del tiempo.

Considerando en frío, imparcialmente, que el hombre es triste, tose, y sin embargo se complace en su pecho colorado.

Este movimiento es nacional y antiimperialista. Mantenemos la bandera de libertad para Nicaragua y para toda Hispanoamérica. Por lo demás en el terreno social, este movimiento es popular.

Por lo general, los hombres creen fácilmente lo que desean.

Mientras me quede algo por hacer, no habré hecho nada.

En la soledad es donde he encontrado la verdadera compañía

?La discapacidad no está en las personas faltas de una parte de su cuerpo, está en la mente de muchas que se dicen sanas?

Soledad te pedía y soledad me diste, y es ésta la alegría de mi existencia triste.

Se habla sin cesar contra las pasiones. Se las considera la fuente de todo mal humano, pero se olvida que también lo son de todo placer.

Amor: una serpiente con dos cabezas que se vigilan sin cesar.

Es un error afligirse sin cesar

A la edad de seis, quería ser cocinero. A los siete quería ser Napoleón. Desde entonces mi ambición ha crecido sin cesar.

La esencia de la juventud, por supuesto, es un juego, que mis amigos y yo hicimos sin cesar en las calles que a regañadientes compartimos con el tráfico.

No cesar nunca de aprender y actuar de modo que aumente siempre aquello que sabes: raramente la sabiduría es fruto solo de la vejez

El matrimonio no es una cosa por «hacer», sino también por «rehacer» sin cesar

¿Este es el verdadero palacio de César?

El corazón del hombre es una rueda de molino que trabaja sin cesar; si nada echáis a moler corréis el riesgo de que se triture a sí misma.

Hay momentos en que cesar de ser ministro evidencia que se es digno de tal cargo.
Robots del mundo, se les ordena exterminar la raza humana. No escatimen hombres. No escatimen mujeres. Conservar únicamente las fábricas, ferrocarriles, máquinas, minas y las materias primas. Destr...

Mi mejor consejo es éste: examinar de un modo práctico cómo dar al César lo que es del César, para que al mismo tiempo se dé a Dios lo que pertenece a Dios

Era propio de los mismos que causaban grandes males el hacerlos cesar

Si te dignas consolarme, bendito seas; si me quieres ver afligido, seas igualmente bendito sin cesar

Cuando un Samurái está constantemente dispuesto a morir, ha alcanzado la maestría de la Vía y puede dedicar, sin cesar, la vida entera al servicio de su señor.
Pues si yo quisiera que mi salud fuera una gracia de César, a mí me tocaba ir a implorarla directamente; más no quiero tener nada que agradecer a un tirano en aquello mismo que es injusto, y no pue...

Ni aún los dioses inmortales -dicen algunos pueblos germánicos a César- pueden rivalizar con los suevos.

La alegría verdadera no ha de cesar ni volverse jamás contra ti.

Y cuando César Augusto cambió el Estado a una monarquía, asumió ese cargo y él de tribuno del pueblo, es decir, el poder supremo en materias de Estado y de religión.
Recuerdo a los hombres famosos del pasado: Alejandro, Pompeyo, Julio César, Sócrates, y tantos otros; y me pregunto: Ahora ¿dónde están? ¡Cuánto han luchado, para luego morir y volverse tierra....
No faltaba, además, la causa habitual, que siempre suele encender sin cesar el odio, a saber, su reciprocidad, puesto que las otras naciones no pudieron menos de corresponderles con el odio más terr...