Los ojos son para mirar, las manos para coger, la cabeza para pensar y el corazón para amar.
Cuando la razón indica decepción hay que darle paso a la razón para que no sufra el corazón.
Hay siempre un poco de locura en el amor. Más también hay siempre un poco de razón en la locura.
El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.
No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos.
Por todo el mundo hay pequeñas habitaciones donde la gente copula, tozudamente contra toda razón.