Frases-de-amistad-para-una-amiga ( 145 )
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El que se ocupa demasiado en hacer el bien no tiene tiempo de ser bueno.

La gente termina siempre por condenar a los que acusa.

En la mayoría de los hombres, las dificultades son hijas de la pereza.

La inhumanidad es perenne.

Pocas o ninguna vez se cumple con la ambición que no sea con daño de tercero.

Toda obra es deleznable, solo su ejecución no lo es.

¿Qué cosa más grande que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo?

Jamás es excusable ser malvado, pero hay cierto mérito en saber que uno lo es.

Nos escondemos en la fría indiferencia al sufrimiento innecesario de otros, incluso cuando lo causamos.

La guerra vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido.

En la mayoría de los casos la ignorancia es algo superable. No sabemos por qué no queremos saber.

El saber es la parte más considerable de la felicidad.

Calumniad, calumniad que algo quedará.

Todo lo que es hermoso tiene su instante y pasa.

Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.

A los verdugos se les reconoce siempre. Tienen cara de miedo.

La historia es una filosofía en ejemplos.

Escribir es lo más divertido que se puede hacer sin ayuda.

Los que llevan condecoraciones son como las tiendas de poco género que todo lo exhiben en el escaparate.

Sarna con gusto, no pica

El español siempre lo sabe todo. Y si de algo no sabe nada, dice: "De esto hablaremos más adelante".

El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón

Ir por lana y volver trasquilado.

Más vale feo y bueno que guapo y perverso.

El miedo guarda la viña.

Octubre vinatero, padre del buen cuero.

No se pueden pedir peras al olmo.

El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.

Si el prior juega a los naipes, ¿qué harán los frailes?

Hay tres maneras de arruinarse: las mujeres, el juego y los técnicos. La más placentera, las mujeres. La más rápida, el juego. Pero la más segura, los técnicos.

La mujer compuesta quita el marido de otra puerta.

Esa es la madre del cordero.

Al burro muerto, cebada al rabo.

Que algo no funcione como tú esperabas no quiere decir que sea inútil.

De haber escrito mi propio epitafio este hubiese sido: Tuve una riña de enamorados con el mundo.

Burro que lleva la carga a fuerza de palos..., malo, malo, malo.

La última voz audible antes de la explosión del mundo será la de un experto que diga: es técnicamente imposible.

No por mucho madrugar amanece más temprano.

Entre sastres no se pagan hechuras.

Estaba furioso de no tener zapatos; entonces encontré a un hombre que no tenía píes, y me sentí contento de mi mismo.