Frases-de-reconocimiento ( 68 )
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La fuerza de las mujeres depende de que la psicología no puede explicarla. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres solo pueden ser amadas.

Los músicos son terriblemente irrazonables. Siempre quieren que uno sea totalmente mudo en el preciso momento que uno desea ser completamente sordo.

El futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea.

No todos los ojos cerrados duermen, ni todos los ojos abiertos ven.

La diplomacia te saca de un problema en el que el tacto te hubiera evitado meterte.

El entusiasmo es el pan diario de la juventud. El escepticismo el vino diario de la vejez.

El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría.

Después de todo, la pintura se ha de hacer tal como uno es.

Las grandes deudas son un privilegio de la riqueza.

Si te propones algún día mandar con dignidad, debes servir con diligencia.

Aquellos impecables autores son los que nunca escribieron.

Más vale una cabra que da leche que una vaca estéril.

Mientras haya libros no existe el pasado.

No me asusta morir "un día", me asusta morir hoy.

Estupidez humana. Humana sobra, realmente los únicos estúpidos son los hombres.

Entre todos los vestidos que yo he visto poner al orgullo, el que más me subleva es el de la humildad.

El aburrimiento es la enfermedad de las personas afortunadas; los desgraciados no se aburren, tienen demasiado que hacer.

Abandonar puede tener justificación; abandonarse, no la tiene jamás.

Las mujeres lo negaran o lo aceptaran, pero lo que siempre quieren es que se lo pidamos.

En la guerra como en el amor, para acabar es necesario verse de cerca.

Lo más aburrido del mal es que a uno lo acostumbra.

El asunto es el problema; la forma, la solución.

La mujer, solo el diablo sabe lo que es; yo no lo sé en absoluto.

Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros.

Uno no se hace grande más que midiendo la pequeñez de su dolor.

La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla.

Si somos arrastrados a Cristo, creemos sin querer; se usa entonces la violencia, no la libertad.

Saber olvidar, más es dicha que arte.

Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos.

El carácter es la energía sorda y constante de la voluntad.

La ignorancia está menos lejos de la verdad que el prejuicio.
La sociedad humana constituye una asociación de las ciencias, las artes, las virtudes y las perfecciones. Como sus fines no pue den ser alcanzados en muchas generaciones, en esa asociación participa...

Cuando era joven leía casi siempre para aprender; hoy, a veces, leo para olvidar.

Ser hombre es ya por sí mismo una circunstancia atenuante.

La crítica es la fuerza del imponente.

El enemigo solo empieza a ser terrible cuando empieza a tener razon.

La mayor parte de los problemas del mundo se deben a gente que quiere ser importante.

Apenas son suficientes mil años para formar un Estado; pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo.

Lo que empieza en cólera acaba en vergüenza.

La esperanza es como el sol, arroja todas las sombras detrás de nosotros.