Frases de amor para enamorar cortas ( 119 )
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Vuélveme tu suspiro, y subiré y bajaré de tu pecho, me enredaré en tu corazón, saldré al aire para volver a entrar. Y estaré en este juego toda la vida.

Para triunfar es necesario, más que nada, tener sentido común.

El medio para hacer cambiar de opinión es el afecto, no la ira.

Si te preguntas porque no dejo de acariciarte, es que mi amor se desborda y sobre tu cuerpo se convierte en arte.

Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.
No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que se es. Desde la infancia nos endilgan destinos ajenos. No estamos en el mundo para realizar los sueños de nuestros padres, sino los propios.

Cuando se emprenden guerras para conquistar nuevos territorios, los campos quedarán cubiertos por los cuerpos de las víctimas.

La biblia es para mí el libro. No veo como puede alguien vivir sin ella.

Verás mi cuerpo convertirse en cuna para que el hijo de tus sueños nazca.

Hay un momento para dejarlo todo.

La fe es amor a lo invisible, confianza en lo imposible, en lo inverosímil.

La inteligencia es la habilidad para tomar y mantener determinada dirección, adaptarse a nuevas situaciones y tener la habilidad para criticar los propios actos.

¿En qué hondonada esconderé mi alma para que no vea tu ausencia que como un sol terrible, sin ocaso, brilla definitiva y despiadada?.

Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.

¿cómo se puede tener orden en un estado sin religión? la religión es un formidable medio para tener quieta a la gente.

Desde la mitad de la vida hacia adelante, solo permanece vital aquel que está preparado para morir con vida.

La has llamado con los mejores nombres y aún no la quieres. Es que aun te falta llamarla con los peores nombres para quererla.

Si se mata una gallina, ¿Para qué utilizar un cuchillo, que sirve para matar bueyes?.

Si esperamos a ser perfectos para amarnos a nosotros mismos, perderemos la vida entera. Ya somos perfectos, aquí y ahora.

Ni rosas sin espinas, ni amor sin celos.

Desesperadamente amar, amarte y volver a nacer para quererte.

Dios es un comediante que actúa para una audiencia demasiado asustada para reír.

Solo se combate por lo que se ama; solo se ama lo que se estima, y para estimar es necesario al menos conocer.

Las mejores palabras son aquellas que encierran un profundo significado y, al mismo tiempo, resultan comprensibles para todo el mundo.

¿para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos errores nuevos que cometer?.

No hay nada más patente que lo secreto, ni nada más tangible que lo recóndito; por eso, el noble debe ser cauteloso con respecto a lo que él solo es para sí.

El movimiento de la tierra sola basta, por tanto, para explicar tantas desigualdades aparentes en los cielos.

El dinero y el amor, son dos cosas que no se pueden ocultar.

Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer.

El amor en la mujer está siempre mezclado con una admiración involuntaria, y cesa cuando cree convencerse de que el hombre le es inferior.

La razón no sirve para la existencia.

Para usted que ya no la tiene, la libertad es todo. Para nosotros que sí, es meramente una ilusión.

La revolución no se lleva en los labios para vivir de ella, se lleva en el corazón para morir por ella.

Todos somos aficionados. La vida es tan corta que no da tiempo para más.

No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla.
Pensándolo bien no hay otra solución para el progreso del hombre que un honesto día de trabajo, las decisiones tomadas diariamente, las expresiones generosas y las buenas acciones del día.

La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie.

Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos.

A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.

Amor no sigue la fugaz corriente de la edad, que deshace los colores de los floridos labios y mejillas.