Frases cortas para hacer reir ( 71 )
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Evidentemente debo muy poco a los esquimales o al congo; pero, en realidad, hago cuanto puedo para ser digno de la universidad del mundo.

Porque deleitarse es algo anímico, y para cada uno es placentero aquello de lo que se dice aficionado.

Al carajo con la verdad. El estilo es más importante: cómo hacer una por una cada cosita.

La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen pero no se masacran.

Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie.

Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.

Todos los hombres son aptos para perpetuar la especie; la naturaleza forma y escoge aquellos que son dignos de perpetuar la idea.

Para oidos impuros, por sermones, el cuco.

Si quieres hacer la paz, no hables con tus amigos; habla a tus enemigos.

He redactado esta carta más extensa de lo usual porque carezco de tiempo para escribirla más breve.

El que airado procura hacer daño, no se guarda del que le puede suceder.
No me gusta trabajar, pero me gusta que en el trabajo tienes la oportunidad de encontrarte a ti mismo. Tu propia realidad, para ti mismo, no para otros, que ningún otro hombre puede conocer.

La discordia que divide a los amigos es la mejor arma para los enemigos.

Consejo vendo, y para mí no tengo.

El conocimiento es la mejor inversión que se puede hacer.

El orgullo humano sabe inventar los nombres más serios para ocultar su propia ignorancia.

El que rompe algo para saber lo que es ha perdido el camino de la sabiduría.
La muerte de una mujer hermosa es pues incuestionablemente el tema más poético del mundo, e igualmente está fuera de duda que los labios más adecuados para ese tema son los del amante en duelo.

Un conservador es un hombre demasiado cobarde para luchar y demasiado gordo para huir.

De cualquier forma, quien es suficientemente perseverante para transitar este camino, si es necio, llegará a ver claro; si es débil, llegará a ser fuerte.

Una sola mano no basta para subirse a la palmera.

Viento de otoño; no hay para mí dioses, no hay budas.

La mentira es justa cuando, por hacer bien, la verdad se oculta.

Para que una relación entre un hombre y una mujer sea realmente interesante, es preciso que haya entre ellos goce, memoria o deseo.
El amor de mi hombre no querrá rotularme y etiquetarme, me dará aire, espacio, alimento para crecer y ser mejor, como una revolución que hace de cada día el comienzo de una nueva victoria.

Para el que quiere, siempre hay trabajo.

Amantes viejos, sobran las palabras para entendernos. Todo lo hemos dicho y hasta nuestro silencio es un dulce silencio repetido.

Los hombres de acción, si tuvieran sensibilidad, no serían hombres de acción. No podrían hacer nada. La sensibilidad es el disolvente de la acción.

Mi amor por ti es mucho más que amor, es algo que se amasa día a día, es proyectar tu sombra junto a mí, hacer con ellas una sola vida.

Las lecturas que se hacen para saber no son, en realidad, lecturas. Las buenas, las fecundas, las placenteras son las que se hacen sin pensar que vamos a instruirnos.

Es que los hombres tienen que hacer ruido al precio que sea; poco importa el peligro de una opinión, si hace célebre a su autor; y preferimos pasar por bribones antes que por necios.

Quisiera tener un rizo de tu oscura cabellera, para gastarme los ojos en solo mirar sus hebras.

Tierna mariposa, soy el mismo que hizo dios para hacerte feliz.

Lo único que me partiría el corazón sería que me quitaran la cámara y no me dejaran volver a hacer películas.

Estamos hechos para concebir lo inconcebible y soportar lo insoportable. Eso es lo que hace nuestra vida tan dolorosa y al tiempo tan inagotablemente rica.

Unos mueren para que otros hereden.

El carpintero hábil no se hace torpe para poder ser imitado por cualquiera de sus ayudantes.

Decido hacer mi testamento. Es este: les dejo el tiempo, todo el tiempo.

La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.

El ego es como tu perro. El perro tiene que seguir al amo y no el amo al perro. Hay que hacer que el perro te siga. No hay que matarlo, sino que domarlo.