Frases-cortas-de-amor-lejano ( 20 )
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Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de escaso valor.

Nunca he odiado a un hombre tanto como para devolverle sus diamantes.

Criados, enemigos pagados.

A enemigo que huye, puente de plata

Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro.

Ira de hermanos, ira de diablos.

El dolor que no se desahoga con lágrimas puede hacer que sean otros órganos los que lloren.

Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad.

Para quien tiene miedo, todo son ruidos.

Los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría.

Le he amado demasiado para no odiarle.

Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias.

Las ideas mueven el mundo solo si antes se han transformado en sentimientos.

Con la perfidia de las mujeres se consigue curar los celos.

La vergüenza viene en ayuda de los hombres o los envilece.

Cuando nos invade la pena, un día dura tanto como tres otoños.

Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.

Más vale buena esperanza que ruin posesión.

Como los sentimientos, la evidencia se demuestra, pero no se proclama.

Todo lo que la tierra da y todo aquello que se llama felicidad solo es un juguete de la suerte; lo que nosotros somos, eso solo nos pertenece.

La altivez es útil, todo hombre debe ser altivo.

Los celos son una ceguera que arruina los corazones; quejarse y querellarse no representan signos de afecto sino de locura y malestar.

La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.

Salen errados nuestros cálculos siempre que entran en ellos el temor o la esperanza.

Admiramos las cosas por motivos, pero las amamos sin motivos.

La esperanza, no obstante sus engaños, nos sirve al menos para llevarnos al fin de la existencia por un camino agradable.

La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces solo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste.

Todos los tiranos de Sicilia no han inventado nunca un tormento mayor que la envidia.

La imparcialidad es un nombre pomposo para la indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.

La ira es como el fuego; no se puede apagar sino al primer chispazo. Después es tarde.

Lo que más vale en el hombre es su capacidad de insatisfacción.

Que más mata esperar el bien que tarda
que padecer el mal que ya se tiene.

No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz.

Recordad que el secreto de la felicidad está en la libertad, y el secreto de la libertad, en el coraje.

¿Soy un romántico? He visto 'Wuthering Heights' diez veces. Soy un romántico.

La compasión es la virtud de los reyes.

No es necesario todo para hacer un mundo, es necesaria la felicidad y nada más.

El mayor despeñadero, la confianza.

El orgullo, que nos inspira tanta envidia, a menudo nos sirve también para moderarla.

Corazón mío, no hables Puedes jugar con fuego, pero te quemarás.