Frases-de-reconocimiento ( 15 )
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Nunca es definitivo el éxito, ni perenne el fracaso.
Después de la propia sangre, lo mejor que el hombre puede dar de si mismo es una lágrima.
El que nunca fue cosa y después cosa lo hacen, cuando se pone a hacer cosas, ¡Dios mío que cosas hace!
El arte de un príncipe consiste en hacer el bien personalmente y el mal por segunda mano.
El odio es una tendencia a aprovechar todas las ocasiones para perjudicar a los demás.
Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida.
Los hombres de estado son como los cirujanos: sus errores son mortales.
En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco.
Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer.
En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad.
Aquél que tiene fe no está nunca solo.
La tarea del educador moderno no es podar las selvas, sino regar los desiertos.
Uno está tan expuesto a la crítica como a la gripe.
La desesperación infunde valor al cobarde.
La fuerza más fuerte de todas es un corazón inocente.
Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonándolo, se muestra superior a él.
Una pantalla grande solo hace el doble de mala a una mala película.
La mejor amiga y la peor enemiga del alma es la fantasía.
El dolor silencioso es el más funesto.
La violencia es el último recurso del incompetente.
El que te habla de los defectos de los demás, con los demás hablará de los tuyos.
La desconfianza es la madre de la seguridad.
El hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe.
Existe algo mucho más escaso, fino y raro que el talento. Es el talento de reconocer a los talentosos.
¿popularidad? eso es la gloria en centavos.
La galantería es una intriga amorosa en la que queremos que el adversario nos aventaje.
Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.
La moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política, cuando se ha obtenido el poder.
El artista es siempre un perseguidor de la belleza.
Avaro es el que no gasta en lo que debe, ni lo que debe, ni cuando debe.
La belleza es un acuerdo entre el contenido y la forma.
La máxima especialización equivale a la máxima incultura.
Confieso que enterrar a algunas gentes constituye un gran placer.
Cumplid vuestro deber y dejad obrar a los dioses.
Dicen que el hábito es una segunda naturaleza. Quien sabe, empero, si la naturaleza no es primero un hábito.
Toda religión que no afirme que dios está oculto, no es verdadera.
La moda muere joven.
Todo acto de bondad es una demostración de poderío.
Desdichado el que duerme en el mañana.
Manda el que puede y obedece el que quiere.
