Frases-para-un-padre-fallecido ( 125 )
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Si te quejas de que te traiciono, búscame enemigos a los que pueda odiar.

Creo que en la política ya sé diferenciar entre los pecados de los hombres y la limpieza de las ideas.

El terrorismo nace del odio, se basa en el desprecio de la vida del hombre y es un auténtico crimen contra la humanidad.

Veo los peligros de la vida presente; peligro en el mar, peligro en la tierra y peligro en los falsos hermanos.

Donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente.

De desagradecidos está el infierno lleno.

La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede.

La experiencia es algo que no consigues hasta justo depués de necesitarla.

Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta aquellos que creas más exteriores y materiales.

Debemos desconfiar unos de otros. Es nuestra única defensa contra la traición.

Cuando hay libertad, todo lo demás sobra.

La guerra no consiste solo en la batalla sino en la voluntad de contender.

Cuando un hombre quiere matar a un tigre, lo llama deporte; cuando es el tigre quien quiere matarle a él, lo llama ferocidad.

Intenta comprender, no eres un personaje de tragedia.

El hombre prudente solo piensa en sus dificultades cuando ello tiene algún objeto. Cuando no, piensa en otra cosa.

Solo en la fortuna adversa se hallan las grandes lecciones del heroísmo.

Nuestro tiempo es tan excitante que a las personas solo puede chocarnos el aburrimiento.

El escritor original no es aquel que no imita a nadie, sino aquel a quien nadie puede imitar.

Los más desgraciados son los que lloran menos.

Cuando el Cielo se vacía de Dios, la tierra se llena de ídolos.

Nunca se tendrá un mundo tranquilo hasta que se extirpe el patriotismo en la raza humana.

El día precedente enseña el día que sigue.

El hombre no es hijo de las circunstancias. Las circunstancias son hijas del hombre.

Los muertos son los únicos que ven el final de la guerra.

Dando libertad a los esclavos la aseguramos a los libres.

A nadie te pareces, desde que yo te amo.

La desgracia, al ligarse a mí, me enseñó poco a poco otra religión, distinta a la religión enseñada por los hombres.

Hombres ilustres tienen por tumba la tierra entera.

Cada pueblo tiene el gobierno que se merece.

La resignación es un suicidio cotidiano.

La existencia dividida por la razón deja siempre un resto.

¿La civilización Occidental? Bueno, sería una excelente idea.

No es nada fácil abandonar la virtud; ella atormenta durante mucho tiempo a los que la abandonan.

La única técnica que merece la pena dominar es la que uno mismo inventa.

Dejemos a los envidiosos la tarea de proferir injurias y a los necios la de contestarlas.

Nada se sabe bien sino por medio de la experiencia.

En circunstancias especiales, el hecho debe ser más rápido que el pensamiento.

La libertad no es fruto que crezca en todos los climas, y por ello no está al alcance de todos los pueblos.

El afán de perfección hace a algunas personas totalmente insoportables.

Si se quisieran estudiar todas las leyes, no habría tiempo material de infringirlas.