Frases de una madre para su hijo. Encuentra docenas de frases de una madre para su hijo con fotos para copiar y compartir.
Dime que no y me tendrás pensando todo el día en ti, planeando la estrategia para un si.
Hijo mio, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansion, una pequeña fortuna.
Para obtener el éxito verdadero hágase estas cuatro preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué no? ¿Por qué no yo? ¿Por qué no ahora?.
No existe la madre perfecta, pero hay un millón de maneras de ser una buena madre.
Cuando una puerta se cierra, otra se abre, pero a menudo vemos tanto tiempo y con tanta tristeza la puerta que se cierra que no notamos otra que se ha abierto para nosotros.
Me parece que me matan un hijo cada vez que privan a un hombre del derecho de pensar.
Cuando las estrellas bajan, ¡qué triste es bajar los ojos para verlas!.
En realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios.
A una madre se la quiere / siempre con igual cariño / y a cualquier edad se es niño / cuando una madre se muere.
El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofe...
Mala es la guerra para los que tienen un hijo en ella.
No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor.
El amor es un fruto que madura en todas las estaciones y que se encuentra al alcance de todas las manos.
La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz.
Nuestra tarea consiste en animar a cristianos y no cristianos a realizar obras de amor. Y cada obra de amor, hecha de todo corazón, acerca a las personas a Dios.
El dinero solo puede comprar cosas materiales, como alimentos, ropas y vivienda. Pero se necesita algo más. Hay males que no se pueden curar con dinero, sino solo con amor.
El sufrimiento de unos puede ser provocado por la ambición de otros.
La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomía, la hija loca de una madre cuerda.
Hay besos que producen desvaríos de amorosa pasión ardiente y loca, tú los conoces bien son besos míos inventados por mí, para tu boca.
No existe un corazón, como el corazón de la Madre.
¡Un hijo! Tú sabes, tú sientes que es eso: ver nacer la vida del fondo de un beso por un inefable milagro de amor.
Victoria
Estaba abierto el cielo y mi hijo en mis brazos,
tan indefenso y tibio y aterido y fragante
que lo sentí una obra solo mía, victoria
de un cuerpo paso a paso ofrecido a su cuerpo.
Lo envol...
Tan fuerte es el vínculo con un hijo que nunca se tuvo como con el que se ha tenido.
No hay madre como la de uno mismo.
Creo que, si en el nacimiento de un niño una madre pudiera pedirle al hada madrina dotarlo con el mejor regalo, éste sería la curiosidad.
Madre no hay más que una.
No soy hermosa. Mi madre una vez me llamó patito feo. Pero, separando las cosas, tengo algunas buenas características.
La madre y la hija, por dar y tomar son amigas.
La agricultura es la madre fecunda que proporciona todas las materias primeras que dan movimiento a las artes y al comercio.
Grande es siempre el amor maternal, pero torna en sublime cuando se mezcla con la admiración por el hijo amado.
Quien discute sobre si se puede matar a la propia madre no merece argumentos sino azotes.
La unión simbiótica tiene su patrón biológico en la relación entre la madre embarazada y el feto. Son dos y, sin embargo, uno solo. Viven juntos (sym-biosis), se necesitan mutuamente.
La madre y el delantal, tapan mucho mal.
Un hijo es un acreedor dado por la naturaleza.
La sabiduría de este mundo es la madre y raíz de todos los males.
El autor que habla de sus propios libros es peor que la madre que solo habla de sus hijos.
La injusticia es una madre jamás estéril: siempre produce hijos dignos de ella.
El ser más importante no es el padre ni la madre, sino el niño, pues de él depende el futuro.
El hombre no es hijo de las circunstancias. Las circunstancias son hijas del hombre.
Esa es la madre del cordero.