Las penas y las vaquitas

Las penas y las vaquitas se van por la misma senda. Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas.

Cualquiera puede simpatizar con las penas de un amigo, simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima.

Mis amigos, aquellos que le dan respiro a mi alma, dejan que flote, que divulgue mis penas, mis aciertos, mis locuras y pasiones, esos que me llenan de aire nuevo, limpio y puro, como la brisa que a v...

Si exagerásemos nuestras alegrías, como hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia.

Los defectos son las cicatrices de penas y heridas acumuladas a lo largo de toda una vida

El pasado podría aniquilarse. Siempre las penas o el olvido pueden hacerlo. Pero el porvenir es inevitable.

Para poder escapar las penas eternas de la otra vida, procura sufrir tranquilamente por Dios los males de ésta

Reflexiona sobre tus bendiciones presentes, de las que todo hombre posee muchas; no sobre tus pasadas penas, de las que todos tienen algunas.

Si me hubiese quedado tranquilo en mi casa en vez de irme a sufrir por el mundo, ¡no me habría ahorrado pocas penas y pocos zapatos!

Las extremidades de los patos son cortas pero si pretendes alargarlas, será con dolor. Las patas de las grullas son largas pero si las acortas, será también con dolor. Así lo que naturalmente es l...

Si hay amor puede presidirse de la felicidad. La vida es buena, inclusive con penas

Doña Primavera de aliento fecundo, se ríe de todas las penas del mundo

Mi música es compleja, tiene matices de mi y mi gente, mis sentimientos, mis penas, mis dudas y, por supuesto, lo que diga mi disquera

Estamos en vísperas de Navidad, y de usted depende que estas Navidades le traigan alegrías o penas.

En la primavera de la vida, hasta las espinas florecen y hasta las penas tienen un sabor de felicidad.

Hay que aprender a resistir. Ni a irse ni a quedarse, a resistir, aunque es seguro que habrá más penas y olvido.

¡Santo cielo! Si los hombres supieran al entrar en la vida las penas que les esperan y si de ellos dependiese volver a la nada, no habría uno solo que quisiera emprender esta carrera.

Las más grandes penas son aquellas que nos causamos nosotros mismos.

El placer de amar sin osar confesarlo tiene sus penas, pero también sus dulzuras.

Las penas y preocupaciones no se ahogan en alcohol, saben nadar.

¡Pero no todos tenemos la fortuna de usted! Tenemos empleos, vamos al trabajo y regresamos de él en tranvías, autobuses y metros atestados; a duras penas tenemos un minuto que podamos llamar nuestr...

Oír con paciencia es a veces mayor caridad que dar. Muchos infelices se van más encantados de la atención con que escuchamos el relato de sus penas, que de nuestro óbolo

¡Tedio cruel! Solo por olvido no te han hecho los autores de las penas del infierno figurar entre ellas.

El arte de la vida es el arte de evitar las penas

Ella es sagrada para mí. En su presencia desaparecen todas las penas, confusiones, fantasías.

Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías.

La gente, en su mayoría, huye de sus penas hacia el futuro.

Si los placeres no son tan vivos las penas han perdido también gran parte de su intensidad

Alabanza y culpa, ganancia y pérdida, placer y penas vienen y van igual que el viento. Para ser feliz, permanece como un árbol gigante en medio de todo eso.

Las penas pequeñas son locuaces, las grandes son mudas.

El que vive sinceramente y encuentra penas verdaderas y desilusiones, que no se deja abatir por ellas, vale más que el que tiene siempre el viento de popa y que solo conoce una prosperidad relativa

Porque en momentos de angustia olvidamos estos sagrados ideales, porque hicimos de nuestras comodidades materiales, concentración de nuestros sentidos y aspiración única de nuestros espíritus, nos...

Tus penas eran mis penas, las mías, tuyas. Si no estabas tú contenta, yo no lo estaba

Breve es la vida, y debemos pasarla lo más agradablemente que se pueda, y no con penas.

Las penas de la vida deben consolarnos de la muerte.

De todas mis penas me he consolado siempre con una hora de lectura.

Es fuerza que el amante sufra gustoso toda clase de penas y amarguras por su Amado

Que no me tiembla la mano si tengo que empuñar un micro y poneros de mierda y de grasa hasta el puto culo, a veces os gano tan solo por beberme un litro y volverme a casa preguntando: ¿quién coño ...

Nadie llega jamás a la inmortalidad sino por el camino de la aflicción, y he aquí un gran motivo de consuelo para todo en nuestras penas

Entra una nueva pena y las viejas penas de la casa la reciben calladas, no muertas.