Poemas hechos por mujeres. Encuentra docenas de poemas hechos por mujeres con fotos para copiar y compartir.
Si las mujeres se vistieran para los hombres, las tiendas no venderían demasiado. A lo sumo un par de anteojos de sol cada tanto tiempo.
Cuando las mujeres se besan, siempre recuerdan a los boxeadores profesionales cuando se estrechan las manos.
No se comprende cómo las mujeres no triunfan todas, no teniendo en casa, como no tienen, ninguna mujer que se lo impida.
La fuerza de las mujeres depende de que la psicología no puede explicarla. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres solo pueden ser amadas.
Las mujeres lo negaran o lo aceptaran, pero lo que siempre quieren es que se lo pidamos.
Las grandes naciones escriben sus autobiografías en tres manuscritos: el libro de los hechos, el libro de las palabras y el libro del arte.
¿existe el infierno?. ¿existe dios?. ¿resucitaremos después de la muerte?. Ah, no olvidemos lo más importante: ¿habrá mujeres allí?.
Se dirá que el placer de la aventura mental es raro, que pocos pueden apreciarlo y que la educación ordinaria no tiene en cuenta un bien tan aristocrático. Yo no lo creo. El placer de la aventura m...
Nada va bien en un sistema político en que las palabras contradicen a los hechos.
Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones.
No importa que las mujeres nos fastidien; lo que no soportamos es que nos fastidie siempre la misma.
La táctica y la diplomacia están bien en las relaciones internacionales y políticas, quizás hasta en los negocios; en la ciencia solo los hechos.
La crítica debe hacerse a tiempo; no hay que dejarse llevar por la mala costumbre de criticar solo después de consumados los hechos.
Lo que defiende a las mujeres es que piensan que todos los hombres son iguales, mientras que lo que pierde a los hombres es que piensan que todas las mujeres son diferentes.
Cuanto más conozco a los hombres, menos los quiero; si pudiese decir otro tanto de las mujeres me iría mucho mejor.
Las mujeres comunes saben más de hombres que las mujeres hermosas. Pero las mujeres hermosas no necesitan saber de hombres, son los hombres los que tienen que saber de mujeres hermosas.
Se dice que las mujeres son vanidosas por naturaleza; es cierto, pero les queda bien y por eso mismo nos agradan más.
En ningún momento he dudado que las mujeres son tontas. Al fin y al cabo el Todopoderoso las creó a imagen y semejanza de los hombres.
Las mujeres son como los caballos: hay que hablarles antes de ponerles las bridas.
Solo las mujeres y los médicos saben cuán necesaria y bienhechora es la mentira.
Imperfecto como soy, comencé con hombres y mujeres imperfectos, por un océano sin rutas.
Los solteros saben más acerca de las mujeres que los casados; si no fuese así, ellos también lo estarían.
Es cierto que el amor conserva la belleza y que la cara de las mujeres se nutre de caricias, lo mismo que las abejas se nutren de miel.
El esqueleto de la ciencia son los hechos, pero los músculos y los nervios son el significado que se les confiere, y el alma de la ciencia son las ideas.
Nada ocurre porque si. Todo en la vida es una sucesión de hechos que, bajo la lupa del análisis, responden perfectamente a causa y efecto.
Lo que hace que la mayoría de las mujeres sean tan poco sensibles a la amistad es que la encuentran insípida luego de haber probado el gusto del amor.
Descuidar al hombre, especular sobre la naturaleza, es comprender mal los hechos del Universo.
Los curas se consuelan de no haberse casado cuando oyen las confesiones de las mujeres.
Las mujeres son como las corbatas: de lejos son bonitas e inofensivas, pero terminan ahorcando al hombre.
La mayoría de las mujeres se empeñan en cambiar a un hombre, y cuando lo han conseguido ya no les gusta.
Los hombres y las mujeres se mezclan tan bien como el aceite y el agua. Por eso hay que estar agitándolos constantemente.
Si alguna de vuestras mujeres ha cometido adulterio, encerradla en vuestra casa hasta que la muerte haya puesto fin a sus días.
Las mujeres necias siguen la moda, las pretenciosas la exageran; pero las mujeres de buen gusto pactan con ella.
La intuición es frecuentemente superior a la razón. Hace que las mujeres que razonamos mal adivinemos cosas incomprensibles para los hombres que razonan bien.
Para tener éxito con las mujeres debe tratarse a las sirvientas como duquesas y a las duquesas como sirvientas.
Las mujeres llaman arrepentimiento al recuerdo de sus faltas; pero, sobre todo, al sentimiento de no poder cometerlas de nuevo.
Deben tratarse, sobre todo, de asegurar a las mujeres contra las malas indicaciones, aún las más ligeras; si las mujeres no estuvieran vigiladas harían la desgracia de dos familias.
Los vestidos de las mujeres no son mas que variaciones de la eterna lucha entre el deseo confesado de vestirse y el inconfesado de desnudarse.
Existen tres caminos a la ruina: El vino, las mujeres y los tecnócratas atrapados entre el ser y el deber ser.
Hay tres formas de perder dinero: el juego, las mujeres y los especialistas. El juego es el más rápido, las mujeres el más placentero y los especialistas el más seguro.