Frases-cortas-dia-de-la madre ( 15 )
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Las mujeres feas son celosas de sus maridos. Las bonitas no tiene tiempo, ¡están siempre tan ocupadas en estar celosas de los maridos de los demás...!

Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.

Al afecto se debe el noventa por ciento de toda felicidad sólida y duradera.

La felicidad que da el dinero está en no tener que preocuparse por él.

De cualquier forma los celos son en realidad una consecuencia del amor: os guste o no, existen.

Para lograr todo el valor de una alegría has de tener con quien repetirla.

La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo.

Cuando el amor es rey, no necesita palacio.

La ternura es el reposo de la pasión.

La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas la preguntas.

El verdadero amor no sufre dilaciones.

Lo imposible, en vano se pide.

La capacidad de reír juntos es el amor.

El futuro no está en nuestras manos. No ejercemos poder sobre él. Solo nos queda actuar, aquí y ahora.

La amargura y el orgullo son hermanos gemelos; El mal humor y la irritabilidad son sus inseparables acompañantes.

No rías nunca de las lagrimas de un niño. Todos los dolores son iguales.

La mitad de la alegría reside en hablar de ella.

Solo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.

No hay mayor pobreza que la soledad.

Nuestra envidia dura siempre más que la dicha de aquellos que envidiamos.

El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: "Es envidiable".

La cólera es una ráfaga de viento que apaga la lámpara de la inteligencia.

El odio del contrario es el amor del semejante: el amor de esto es el odio de aquello. Así, pues, en sustancia, es una cosa misma odio y amor.

El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace.

El silencio de un envidioso está lleno de ruidos.

La alegría es oración, la señal de nuestra generosidad, de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con dios.

El hombre feliz es aquel que siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar.

La felicidad siempre viaja de incógnito. Solo después que ha pasado, sabemos de ella.

La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no quiero.

El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de las angustias.

La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes.

Cuando saltes de alegría, cuida de que nadie te quite la tierra debajo de los pies.

La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.

El verdadero secreto de la felicidad consiste en exigir mucho de sí mismo y muy poco de los otros.

Siempre es tarde cuando se llora.

Nadie puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento.

No dejes que se muera el sol sin que hayan muerto tus rencores.

El hombre más peligroso es aquel que tiene miedo.

El miedo no es más que un deseo al revés.

Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias.