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Quién más se mueve, menos obra.
He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.
Adoro el cuerpo. Porque la carne es honesta y los órganos no mienten.
Mi madre quería darnos a entender que las tragedias de tu vida un día tienen el potencial de ser historias cómicas en el siguiente.
Aquí no pasa nada; mejor dicho, pasan tantas cosas juntas al mismo tiempo que es mejor decir que no pasa nada.
Las diversiones son la felicidad de aquellos que no saben pensar.
La señal infalible de un mal reinado es el exceso de elogios dirigidos al monarca.
El hecho de que exista una minoria privilegiada no compensa ni excusa, la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros.
Morir por la patria es una gloria; pero son más útiles los que saben hacer morir por la patria a los soldados enemigos.
Trae el hombre reclusa en el alma una eternidad, y algo puede aprender el hombre en esta eternidad con respecto a la esencia de su alma misma.
La paz solo se obtiene cuando es posible imponerla.
Cada uno besa temblando la mano que nos encadena.
Lo más práctico e importante en un hombre es su concepto del universo.
En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad.
No existe el placer allí donde no existe más que él.
En toda discusión, no es una tesis la que se defiende sino a uno mismo.
¿De quién dependen las reputaciones? Casi siempre de los que no tienen ninguna.
Vivir sola es como estar en una fiesta donde nadie te hace caso.
Viviendo todo falta, muriendo todo sobre.
Los estereotipos son verdades cansadas.
Toda obra es deleznable, solo su ejecución no lo es.
Ver a través de todo es lo mismo que no ver.
Claro que hay que romper las barreras, pero ¿con qué ariete?
No daré veneno a nadie aunque me lo pida, ni le sugeriré tal posibilidad.
En circunstancias especiales, el hecho debe ser más rápido que el pensamiento.
El hombre puede ser un escéptico sistemático; pero entonces no puede ser ya ninguna otra cosa; y ciertamente tampoco un defensor del escepticismo sistemático.
La existencia dividida por la razón deja siempre un resto.
El que gusta de ser adulado es digno del adulador.
El hombre no es hijo de las circunstancias. Las circunstancias son hijas del hombre.
Cuando el Cielo se vacía de Dios, la tierra se llena de ídolos.
Es terrible hablar bien cuando se está errado.
En la medida en que el sufrimiento de los niños está permitido, no existe amor verdadero en este mundo.
El hombre prudente solo piensa en sus dificultades cuando ello tiene algún objeto. Cuando no, piensa en otra cosa.
El silencio es un gran arte para la conversación.
¿Quién sería lo bastante insensato para morir sin haber dado al menos la vuelta a su cárcel?
Si te quejas de que te traiciono, búscame enemigos a los que pueda odiar.
Los errores más pequeños son siempre los mejores.
Lo que no se parece a nada no existe.
El peligro es el gran remedio para el aburrimiento.
El que se ve en una situación peligrosa piensa con las piernas.