Frases con Doble Sentido ( 2 )
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Un favor bien retribuido es tan maravilloso como el honor, para el que lo confiere y el que lo recibe.
Los excelsos regalos de los dioses no pueden ser destruidos con facilidad por los mortales hombres, ni ceder a sus fuerzas.
La adulación, bajeza del que adula; engaño del adulado y aún bajeza de los dos; porque su bajeza muestra el que gusta de su adulación, que no se fía en el valor de sus méritos.
El suicidio no es abominable porque Dios lo prohíba; Dios lo prohíbe porque es abominable.
No hay nada que envejezca tan pronto como el recuerdo del beneficio.
El regalo tiene la categoría de quien lo hace.
Los iconoclastas hicieron muchas más estatuas de las que destruyeron.
Todo lo desconocido se supone maravilloso.
Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.
El amor a la patria siempre daña a la persona.
Las epidemias han tenido más influencia que los gobiernos en el devenir de nuestra historia.
La marca característica de nuestra época es su repulsión hacia las pautas impuestas.
Nuestro crimen es ser hombres y querer conocer.
Echad los prejuicios por la puerta: volverán a entrar por la ventana.
El hombre prudente sabe prevenir el mal, el hombre valeroso lo soporta sin quejarse.
La corrupción del gusto forma parte de la industria de los dólares y hace juego con ella.
Si el hombre normal del pasado tenía un grave respeto a la propiedad, pudo ser muy bien que fuese porque a veces tenía él una propiedad.
Cuánto placer se obtiene del conocimiento inútil.
Las cabezas de los hombres más grandes se achican cuando se reúnen, y allí donde hay más cuerdos es también donde hay menos cordura.
La peor especie de enemigos es la de los aduladores.
¿No ves que es necedad o simpleza llorar por lo que con llorar no se puede remediar?
El pudor es la epidermis del alma.
En última instancia, todo tiene arreglo, menos la dificultad de ser, que no lo tiene.
El que de pequeño respeta la bandera, sabrá defenderla cuando sea mayor.
No hay secreto mejor guardado que aquel que todos conocen.
Yo no busco, yo encuentro.
La ley del mundo es aprovecharse de los otros, si no queremos que los otros se aprovechen de nosotros.
No hay, en mi dictamen, hombre que aprecie más la virtud y la siga con más gusto, que el que por no hacer traición a su conciencia, ha perdido la reputacion de hombre de bien.
No hay cosas por las cuales los hombres hagan tan hercúleos esfuerzos como las cosas de las cuales ellos saben que no son merecedores.
Presta solamente aquello cuya pérdida puedas soportar.
No hay secreto que el tiempo no revele.
La enfermedad es el tirano más temible.
Cada día es un nuevo día. Es mejor tener suerte. Pero yo prefiero ser exacto. Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto.
Revolucionario será aquel que pueda revolucionarse a sí mismo.
La verdadera sexualidad no es el simple acercamiento de los sexos, sino el trabajo creador del hombre y la maternidad de la mujer.
Que más vale pobreza ,en paz, que en guerra mísera riqueza.
Sólo el motivo constituye el mérito de las acciones; y el desinterés les da la perfeccion.
Porque es tocando fondo, aunque sea en la amargura y la degradación, donde uno llega a saber quién es, y donde entonces empieza a pisar firme.
Un instante de lucidez, solo uno; y las redes de lo real vulgar se habrán roto para que podamos ver lo que somos: ilusiones de nuestro propio pensamiento.
Yo aquí, escribiéndote. Tú allá, borrándote.
