Palabras de animo para un enfermo ( 18 )
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Divide para reinar.
El orgullo interviene más aún que la bondad en nuestras represiones a quienes han cometido algún yerro, y les reprendemos más que para corregirles, para convencerles de que estamos exentos de él.

Los hombres no viven juntos porque sí, sino para acometer juntos grandes empresas.

Buena es la guerra para el que no va a ella.

Necesarios son nuevos favores de la fortuna para conservar la felicidad.

El género humano tiene, para saber conducirse, el arte y el razonamiento.

Es una gran pérdida para las sociedades que se olviden de sus ancianos.

Para mí, cada hora del día y la noche, es un indescriptible y perfecto milagro.

No basta con tener la voz más melodiosa para entonar un tango. No. Hay que sentirlo, además. Hay que vivir su espiritu.

Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas: una apta para inventar fábulas y otra dispuesta a creerlas.

Mala es la guerra para los que tienen un hijo en ella.

Para dos intuitivos el lenguaje es un obstáculo, un burdo impedimento.
Y le apena a uno que esa instantánea belleza se haya marchitado de manera tan rápida e irrevocable, que haya brillado tan engañosa e ineficazmente ante uno; le apena el que ni siquiera hubiese tiem...
La ciencia ficción no es más que la búsqueda de respuesta a las preguntas perennes: ¿por qué?, ¿dónde?,¿cómo?. A pesar de su nombre, es la menos precisa de todas las literaturas. Su destino e...

Para torear y para casarse, hay que arrimarse.

El mundo es para los osados, no para los tímidos y callados.
Nocturno
Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos.
Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de...
Casi todo político tiene tanta necesidad, en determinadas circunstancias, de un hombre honesto, que, cual si fuera un lobo hambriento, irrumpe en el redil; mas no para devorar el cordero robado, sino...

Dejé de comer y de beber para meditar; es inútil: más vale aprender.

¿Cuántas veces tendré que morir para ser siempre yo?.

Uno siente que ciertas palabras son terribles para todos los demás, salvo para nosotros mismos.

También hay horca para el verdugo.

Cuando nace un niño, como de costumbre, se enciende una estrella, para que lo alumbre.

No es necesaria la fortuna para solo subsistir.

El pecho está lleno de muchas cosas para decirte. Hay momentos en que me parece que el idioma no es nada.

La brisa viene fresca y perfumada, no sé qué pasa en mí, la noche tiene para mi corazón todas las lágrimas, y yo siento un vacío sobre el pecho y una paz infinita sobre el alma.

Los genios son peligrosos para los talentos jóvenes, pues no hacen más que reproducirlos creyendo reproducirse a sí mismo.

El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra.

El ajedrez procura una suerte de inteligencia que sirve únicamente para jugar al ajedrez.

Para el hombre, como para el pájaro, el mundo ofrece muchos sitios donde posarse, pero nidos solamente uno: su hogar.

Un artista no tiene necesidad de expresar directamente su pensamiento en la obra para que ésta refleje la calidad de aquél.

Es bueno para los hombres creer en las ideas y morir por ellas.

La venganza solo sirve para eternizar las enemistades en el mundo; el placer fútil que nos causa, va siempre seguido de eternos arrepentimientos.
La Cita
¡Adiós, amigo, adiós! ¡El sol se esconde,
la luna sale de la nube rota,
y Eva me aguarda en el estanque, donde
el cisne nada y el nelombo flota!
Voy a estrechar a la mujer que adoro.
¡C...
Erguida Flor
De ti se nutren todas mis raíces:
me nutro de tu voz, de tu mirada
y de ti, porque vivo enamorada
de lo que piensas y de lo que dices.
La carne triste y los cabellos grises
iremos al f...

La estupidez es el talento para la equivocación.

Para el que parte para el que se queda dos otoños.

Ningún bribon es tan estupido que no halle motivos para sus bajezas.

En cada encrucijada del sendera que lleva al futuro, la tradición ha colocado diez mil hombres para custodiar el pasado.

Las conferencias deben ser como las faldas de las mujeres: suficientemente largas para contener algo y suficientemente cortas para despertar el interés.